domingo, 4 de noviembre de 2012

En Tepepan y en Tlalpan

Así se puso la cosa más o menos.
Ayer fui a comer a la casa de mi hermana Myrna, en Tepepan. Quise utilizar la nueva línea del Metro para irme y resultó una muy mala idea. Muy quitado de la pena y luego de calcular que haría como una hora de mi casa a Tepepan, tomé el metrobús hasta Felix Cuevas para subirme al Metro en la estación Insurgentes Sur. Todo parecía tranquilo: el convoy llegó rápido y no había mucha gente. Pasamos rápido por Hospital 20 de noviembre y por Zapata, pero al llegar a Parque de los Venados nos detuvimos por más de quince minutos. "Problemas en las vías", se dijo en el sonido local, al tiempo que a los pasajeros se nos solicitaba paciencia. Algunas personas más se fueron subiendo, pero otras más desesperaron y se bajaron. Al fin arrancamos, sólo para que en Eje Central se repitiera la historia y esta vez durante más largo rato. Yo llevaba un libro y aproveché para avanzar en la lectura, pero no dejaba de ser molesta la tardanza. Al fin vino el nuevo arranque y la llegada a Ermita, donde me dispuse a descender. La cantidad de gente que se agolpaba para entrar en los trenes era asombrosa y nada de dejar bajar primero. Tuve que abrirme paso como pude. Ya en la escalera eléctrica, miré hacia el convoy que iba repleto y que, muy posiblemente, se quedaría parado al menos un cuarto de hora más. De pesadilla.
  Sólo diré que me equivoqué de salida y tuve que recorrer de regreso toda la estación, para luego seguir  el camino de trasbordo hacia la Línea 2. En lugar de continuar en el Metro hasta Taxqueña y ahí tomar el tren ligero, opté por seguir los consejos de mi hermana, salir a la calle y tomar un micro en Calzada de Tlalpan. Fue lo mejor que pude hacer: de Ermita a Tepepan hice tan sólo media hora.
  Llegué casi a las cuatro con Myrna, pero la estancia allá valió la pena. Comí muy rico acompañado por ella, su esposo Jorge y mis sobrinos Axel y Leyla, quien me presentó a su novio, Juan Carlos, hijo de una casi prima mía, Mercedes Cesari. Todo fue, pues, muy agradable. Incluso vimos una película juntos que yo llevé (El Ceniciento, de Gilberto Martínez Solares, con Tin Tan). Ya como a las diez me dieron un aventón de regreso hasta acá. Lindo sábado, a pesar del Metro (quiero suponer que las fallas se arreglarán pronto y que en cuanto empiecen a cobrar el boleto, a partir del próximo lunes, las cosas van a mejorar en el servicio).
  Hoy domingo fui a Tlalpan, a ver a mi mamá. Todo muy bien con ella. De igual manera, pasé a saludar a Rosa y a mi hijo Alain, quien ya el miércoles empieza a tocar en un antro de la Condesa.
  Buen domingo también.

3 comentarios:

Verronica dijo...

Me encanta leerte Hugo... Muy refrescante tu manera de redactar... felicidades !!!!

Verronica dijo...

Me encanta leerte Hugo... Muy refrescante tu manera de redactar... felicidades !!!!

Antonio Martínez dijo...


Está chido que Blogger nos permita escribir pies de foto ¿Verdad? Saludos