martes, 27 de noviembre de 2012

Morirás lejos

Cuando se escucha el nombre de José Emilio Pacheco, la mayoría de la gente lo relaciona de inmediato con su novela corta Las batallas en el desierto, publicada en 1981. Yo mismo debo decir que es la única obra literaria que había leído del escritor, nacido en el Distrito Federal en 1939, aparte de algunos de sus poemas y de su legendaria sección "Inventario" que publicó durante años en la revista Proceso (antes de que ésta se convirtiera en triste medio panfletario). Conservo cerca de una centena de "inventarios", mismos que desprendí de mi vieja colección de la mencionada revista (tenía desde el primer número hasta el trescientos y pico, hoy sólo conservo el No. 1).
  No niego los méritos y la popularidad, sobre todo entre jóvenes estudiantes, de Las batallas en el desierto, pero acabo de leer Morirás lejos, la primera novela de Pacheco, editada en 1967, y a decir verdad, no hay comparación entre ambas. Estamos ante un relato no sólo más largo y profundo, sino ante una experiencia literaria más complicada estructuralmente, con diversos juegos de identidad entre los personajes (en realidad, sólo hay dos personajes: eme y el hombre del parque que es decir, el acosado y el acosador o, para mejor definirlo, el perseguido y el perseguidor, aunque el perseguido sea un ser detestable, un criminal abominable y el hombre del parque, quizás, un justiciero).
  Nunca había leído una narración tan impresionante y escalofriante acerca del genocidio nazi contra los judíos (aunque también se habla aquí de la destrucción de Jerusalén por los romanos). Los horrores del ghetto de Varsovia y de los campos de concentración y exterminio hitlerianos son contados por el autor con un detalle y una claridad que causa sobresalto. La locura alemana desde que el Partido Nacional Socialista tomara el poder hasta la caída del Reichstag en manos de las fuerzas aliadas ocupa la mayor parte de la novela, en pasajes intercalados con otros en los cuales se narra la paranoia de eme (un supuesto ex alto funcionario nazi, escondido en una casa de la Ciudad de México, a quien un cuarto de siglo después se busca por su responsabilidad en innumerables y terribles crímenes que costaron la vida de millones de judíos) y la vigilancia del hombre del parque (posiblemente un agente judío, un cazador de antiguos nazis).
  El final es abierto en esta novela experimental y complicada, pero fascinante y abrasadora. Una obra mayor dentro de la literatura mexicana.

1 comentario:

Arturo Douglas dijo...

Maestro, que le puedo decir, yo leí esta novela cuando tenía 16 años y desde entonces es de mis favoritas. Nótese el hecho de que además habla de temas "no mexicanos", algo que no es común dentro de nuestra literatura (al menos la que yo conozco) y que incluso se narra en una parte donde se queja el autor del hecho de que es mal visto por escribir cosas "ajenas" a nuestra realidad... o algo así. Gran obra por supuesto.