Terminé de leer esta estupenda biografía de Bertrand Russell, escrita por Ronald Clark y editada por Salvat en 1985. Se trata de un libro tan ameno como revelador de la personalidad de una de las más grandes inteligencias que ha dado la humanidad, un personaje extraordinariamente rico desde los más diversos puntos de vista: el filosófico, el matemático, el político, el pacifista, el educativo y hasta el sexual y sentimental.
Noventa y ocho años vivió este singular pensador británico, amigo de Albert Einstein, D.H. Lawrence, T.S. Elliot y Ludwig Wittgenstein, entre otros. Su muy activa y militante vida es aquí narrada con soltura y hasta con destellos de buen sentido del humor que nos llegan a presentar al Russell casanova y donjuanesco que solía caer embelesado ante las muchas mujeres que conocía. No en balde se casó cuatro o cinco veces a lo largo de su fructífera vida.
Gran contribuyente de las teorías matemáticas y filosóficas de su tiempo, a las que revolucionó, era capaz de escribir y opinar sobre cualquier tema, siempre con brillantez y con una enorme capacidad para la provocación intelectual, lo cual le acarreó miles de admiradores y miles de detractores.
Agnóstico, anticomunista, pacifista, luchador contra los totalitarismos y la proliferación de armas nucleares, falleció luego de dictar una conferencia. Su brillantez no lo abandonó siquiera poco antes de morir, en 1970.
Una biografía ejemplar.
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