A pocos meses de que los diferentes partidos políticos empiecen a elegir a sus respectivos candidatos para la grande (recuperemos el viejo léxico de la polaca a la mexicana), hoy son varios los nombres que se barajan en la delirante carrera por la presidencia de la república para el sexenio 2018-2024.
Los posibles precandidatos abundan: Miguel Ángel Osorio Chong, Margarita Zavala, Miguel Ángel Mancera, José Antonio Meade, Aurelio Nuño, Eruviel Ávila, Ricardo Anaya, Rafael Moreno Valle y, last but not least, el candidato eterno: Nicolás Zúñiga y Miran..., ¡ah, no, perdón!..., Andrés Manuel López Obrador. Además, por supuesto, de los posibles candidatos independientes: Jorge G. Castañeda, Jaime Rodríguez Calderón (alias “El Bronco”), Pedro Ferriz de Con y los que se acumulen (suena que hasta Denise Dresser se piensa lanzar a la palestra, a fin de salvar al país, y hay quienes impulsan la enloquecida idea de proponer a Carmen Aristegui, Dios nos coja confesados).
¿Qué tan flaca está esta caballada? Pues como que hay de todo: buenos, regulares, malos, pésimos, imposibles e indeseables. Eso sí: en su gran mayoría pertenecen a la misma clase política de la cual renegamos todos los días, aunque a veces nos regala momentos de franca comicidad y entretenimiento, como sucedió el pasado miércoles, “Día mundial sin auto”, cuando varios senadores decidieron llegar a su chamba (es un decir) en sus respectivas biclas, en un acto que –para variar– indignó a los que de todo se indignan.
Pero quien se llevó el día fue el senador perredista Miguel Barbosa (quien me cae muy bien), al llegar en un scooter motorizado, lo que lo hizo ser personaje de innumerables memes que él mismo disfrutó con agradecible sentido del humor, ese sentido cada vez más escaso en este país de malhumorientos irredentos.
En fin, ¿usted ya tiene a su precandidato favorito?
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
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