Veo a muchos espantados, indignados, escandalizados en su delicadeza de jarritos de Tlaquepaque, por la manera como se siguen dando las cosas en la polaca a la mexicana. Que qué horror el dedazo, que qué horror el destape, que qué horror el ceremonial y la liturgia, etcétera. Really? ¡Pero si esto es México y todos los partidos siguen respondiendo al viejo gen priista!
¿Para qué hacernos los puros si ya sabemos cómo se las gastan nuestros políticos, sean del partido que sean? ¿Que el destape de José Antonio Meade fue un dedazo presidencial al más clásico estilo del PRI? Pues sí. ¿Que su recorrido por las sedes de la CTM, la CNC, la CNOP (sí, increíble, pero todavía existen) y demás fue parte de la liturgia a la PRI? Pues sí, también. ¿Que la cargada volvió por sus fueros ante la revelación del bueno? Era obvio que así sucedería.
Pero todos esos espantados y puros saben que en Morena también sucederán las cosas al mero PRI style. No nos hagamos tontos: Andrés Manuel López Obrador destapará a su precandidato y ya hasta anunció que lo hará el 12 de diciembre próximo. La única diferencia es que su dedo no señalará a otro personaje de su partido, sino a sí mismo. Es decir, el gen priista llevado a su máxima y más delirante expresión, algo que por cierto ningún jefe máximo del PRI se ha atrevido a hacer. AMLO es –qué duda cabe– un priista fundamentalista y rancio.
Por su parte, en el endeble Frente Ciudadano por México Ricardo Anaya también quiere destaparse con oropeles priistas. De hecho, diseñó al FCM para ser el bueno y si le falla, ahí estará el PAN para lanzarlo como su candidato..., al más puro estilacho del PRI.
Es el gen priista, profundamente inoculado en las mentes y hasta en los cuerpos de los políticos mexicanos, sin distinción de credo, ideología, religión o género. Por eso Vicente Fox y Felipe Calderón gobernaron esencialmente como priistas. Por eso la política mexicana no cambió, a pesar de la alternancia que se dio entre 2000 y 2012.
El inmune gen priista que todos (hasta los millennials) llevamos dentro.
(Mi columna "Cámara húngara" de hoy en Milenio Diario)
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