jueves, 14 de diciembre de 2017

Harvest

El cuarto disco de Neil Young y primero de los años setenta es una obra de proporciones inconmensurables (aparte de ser el álbum más popular de su historia como músico).
  Harvest (1972) es la cumbre del folk acústico, aunque también hay un par de temas eléctricos y en otros emplea acompañamientos orquestales (de la Sinfónica de Londres nada menos) que no siempre resultan afortunados. Con todo, se trata de un trabajo que hoy tiene tintes de legendario y sobran las razones artísticas para ello.
  Temáticamente, las letras hablan en su mayor parte sobre la búsqueda del amor luego de un rompimiento. Quizás el único pero que podría tener el disco es que algunas piezas carecen de la crudeza que se percibía en After the Gold Rush (1970) y la producción de pronto resulta un tanto artificiosa, algo que puede escucharse en algunos arreglos, como los de “Out on the Weekend” y, sobre todo, las pomposas “A Man Needs a Maid” y “There’s a World”.
  A pesar de ello, hay cortes de enorme belleza y con esa austeridad tan propia de Young. “Harvest”, la canción que da título al álbum, es un buen ejemplo de ello, lo mismo que la entrañable “Old Man”, la muy conocida “Heart of Gold” o ese escalofriante y extraordinario alegato contra la heroína (me refiero a la droga, por supuesto) que es “The Needle and the Damage Done”. Otros temas notables son la country-rocanroleras “Are You Ready for the Country?” y la protestosa “Alabama”, así como la intensa “Words (Between the Lines of Age)”, que incluye el trabajo vocal en los coros de Stephen Stills y Graham Nash.
  Harvest es un gran trabajo, sin duda; para muchos, el punto más alto de la carrera discográfica de Neil Young. Sin embargo, no todos podemos coincidir con ello.

(Reseña que escribí originalmente para el "Especial" No. 35 de La Mosca en la Pared, publicado en noviembre de 2006)

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