sábado, 12 de enero de 2008

A punta de volados*


Para determinar cuál de los dos equipos, Atlas o Toluca –ambos empatados en todos los rubros: puntos, goles a favor y en contra, resultado en el partido en el que se enfrentaron, etcétera-, pasaría a la semifinal del infame torneo Interliga, los organizadores optaron por lanzar un mexicanísimo volado. Águila o sol… y ganó el equipo al que alguna vez apodaron “Las Margaritas” (ya alguien sugirió por ahí que dado que los atlistas llevan más de medio siglo sin ganar un campeonato, la moneda de cinco pesos con la cual ganaron el volado sea colocada en la raquítica sala de trofeos del club rojinegro).
Con todo, fue una interesante y sobre todo pacífica y hasta democrática forma de dirimir un conflicto. ¿Por qué no adoptar el método y aplicarlo en los temas políticos que hoy tanto nos acongojan y que son fuente cotidiana de conflictos, diferencias, mentadas y sombrerazos? Así, por ejemplo, Marcelo Ebrard –tlatoani mayor del DF- y Javier Lozano –ese secretario del Trabajo que cada día se empeña más en parecerse físicamente a Fernando Rivera Calderón- podrían poner punto final a sus constantes querellas con el sencillo método del merenguero. No se diga Elba Esther Gordillo y Josefina Vázquez Mota, quienes están a punto de agarrarse de las greñas y bien pueden recurrir al expediente de arrojar al aire un pesito y definir cuál de las dos se encarga oficialmente de seguirle dando en la madre a la educación en México.
Para que los lopezobradoristas no sigan con la cantaleta del fraude de aquí a la eternidad, ¡hombre!, un volado lanzado por el próximo ciudadano presidente del IFE daría al fin certidumbre sobre si hubo o no chanchullo en las pasadas elecciones federales. Vamos, hasta las reñidas discusiones por la reforma energética pueden evitarse y mediante un águila o sol decidir si al fin modernizamos a Pemex o seguimos adorándolo como uno de los últimos vestigios del nacionalismo revolucionario priista.
Demos a los volados rango constitucional. La Patria conmovida lo agradecerá.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara Húngara" de Milenio Diario.

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