domingo, 3 de febrero de 2008
Gigantesco
Fue como una tragedia griega, como un drama shakespeareano. A veces, los encuentros deportivos tienen todos los elementos teatrales y enormes dosis de suspenso y emoción. Ese final de partido que nos dieron Eli Manning y sus Gigantes de Nueva York para derrotar a los sobrados Patriotas de Nueva Inglaterra y tronarles la ilusión de la campaña perfecta y del 19-0 resultó genial. En especial la jugada previa a la anotación final. Cómo escapó Manning de los tres tacleadores que hasta le jalonearon la camiseta, cómo logró lanzar el ovoide y cómo lo atrapó David Tyree, en un acto de contorsionismo aéreo que mucho tuvo de ballet. Fue heróico. Qué maravilla. Mi admiración por Eli Manning (quien además tiene como programa favorito de televisión a Seinfeld).
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