sábado, 19 de noviembre de 2011

¡Muera la mafia en el poder!*

Aunque ya pasó una semana desde que se dio el atraco, la indignación persiste a nivel nacional y la sangre de todos los mexicanos bien nacidos hierve tan sólo al recordar la manera como se consumó tan cínico y desvergonzado robo en despoblado.
  Muchos no han podido dormir bien desde entonces. Otros han llorado de rabia, de impotencia, al saber que un pequeño aunque poderoso grupo de mafiosos fue capaz de burlarse de las preferencias populares y consumar un fraude escandaloso, como si no supiéramos que los votos fueron manipulados con la eficacia de aquellos antiguos mapaches priistas del pasado, ese pasado que está regresando con la fuerza de un tsunami.
  Cuanta razón tienen los que hoy toman la definición de López Obrador para nombrar a ese grupito de delincuentes de cuello blanco que hace y deshace a su antojo. Sí, se trata de una mafia. Es la mafia en el poder, esa misma que ajena a los sentimientos del pueblo, no repara en mientes para llevar a cabo sus transas y trastupijes. Todo con tal de salvaguardar los oscuros e inconfesables intereses de unos cuantos poderosos, quienes saben amafiarse cada vez que ven en riesgo sus posiciones.
  Así se llevó a cabo el atraco del fin de semana pasado, una de las fechorías más ruines y descaradas de que se tenga memoria y que hará  que ya nadie vuelva a confiar en los que tienen en sus manos las votaciones y sus conteos. Poco les importó a esos canallas que tantos medios de comunicación estuvieran al pendiente de la cerrada contienda. Han alcanzado tales niveles de desvergüenza que ni siquiera les sonrojan sus trampas.
  ¿Cómo no entender las quejas, las acusaciones, los lamentos de la parte afectada, cuya victoria fue negada para levantarle la mano a quien no lo merecía? Tengo los nombres de quienes urdieron este virtual michoacanazo y los voy a revelar desde mi indignación ciudadana: Glen Trowbridge, Dave Moretti y Robert Hoyle. Fueron esos jueces, al servicio de la Organización Mundial de Boxeo, los que le birlaron el campeonato a Juan Manuel Márquez para darle el triunfo a Manny Pacquiao.
  La historia los juzgará.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

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