En México
tenemos varios ejemplos notables y de gran actualidad, sobre todo a raíz del
alboroto que siempre causan las elecciones de fin de sexenio. Veamos los casos
de cinco mujeres que, por una u otra razón, hoy son noticia.
Está la
perredista Alejandra Barrales, quien luego de contender (y perder) por la
candidatura de su partido a la jefatura de gobierno del Distrito Federal, hizo
un berrinche tamaño Peje y poco le faltó para pedir el
voto-por-voto-casilla-por-casilla. Lástima que en lugar de votación se trataba
de una encuesta. Dice el chisme que lo que más coraje le dio es que el ganador
haya sido su ex novio, el sonriente Miguel Ángel Mancera. Vaya usted a saber.
El caso es que, cuando menos, la pataleta le podría redituar una beca por seis
años, es decir, una sabrosa senaduría (Navarretín –la botarga– sonríe).
Del otro
lado del espectro se encuentra Isabel Miranda de Wallace, sorpresiva “candidata
ciudadana” por el PAN. Luego de la admirable lucha que ha sostenido en contra
de la inseguridad y a favor de los derechos humanos, doña Chabe no chabe en la
que se metió, ¿o sí? Eso de manchar su plumaje con el lodo de la polaca no es
cosa buena para una mujer que hasta ahora se ha mantenido limpia de toda
mácula. Creamos en sus buenas intenciones, pero dudemos de las sospechosistas
motivaciones de sus blanquiazulados promotores.
Por su
parte, la inefable y forever folclórica priista Beatriz Paredes quiere gobernar
al DF. La ola peñanietista, que parecía favorecerla hasta fines del año pasado,
ha disminuido su fuerza y no se ve por dónde doña Betty pueda ganar las
elecciones capitalinas. ¿Qué pasará si pierde? ¿Cuál cámara o asamblea la
volverá a acoger? Igual ahora sí se lanza como trovadora vernácula.
(El próximo sábado, otras dos mujeres que están en el ojo
del huracán: Elba Esther Gordillo y Josefina Vázquez Mota).
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario