Sí, un fraude; modificar, alterar, maquillar, los votos
que se depositan en las urnas.
Para hacer fraude se pueden tomar varios caminos: trucar
la lista de electores, colocar funcionarios de casilla facciosos, alterar el
cómputo, manipular el material electoral.
Pues bien, ¿qué sucede entre nosotros? El padrón
electoral y la lista nominal de electores son revisados por 333 comisiones de
vigilancia en las que participan todos los partidos políticos. Se trata de 300
comisiones distritales, 32 estatales y una nacional. Tienen acceso a la base de
datos y la posibilidad de realizar un seguimiento puntual de su elaboración.
Además son instrumentos que se auditan una y otra vez y un comité técnico -con
científicos de primer nivel- dictamina sobre ellos. El padrón y la lista fueron
aprobados sin impugnaciones y cualquier ciudadano con credencial puede checar
si aparece en él. La época de los rasurados (ciudadanos que eran cercenados
alevosamente de la lista) y los fantasmas (ciudadanos inexistentes a los que se
expedía credencial para votar) quedó atrás.
Las boletas son infalsificables. Se elaboran en papel
seguridad que tiene fibras visibles e invisibles, sellos de agua, están
foliadas, contienen el nombre del municipio en el cual deben usarse y son
elaboradas en exclusiva por Talleres Gráficos de México. Son distribuidas por
el IFE con el apoyo del Ejército y la Marina. Se trata, por supuesto, de evitar
su falsificación y/o trasiego. Y ambas cosas se han logrado.
Las credenciales de elector están plagadas de elementos
de seguridad que las hacen infalsificables. Cuando se han encontrado
imitaciones no pasan la prueba del ojo y sobre todo no sirven para votar porque
no aparecen en el listado nominal. A las credenciales se les marca una vez que
el ciudadano vota, para evitar que vuelvan a ser utilizadas, y para impedir el
doble voto -suponiendo que un ciudadano tuviera dos credenciales- se marca el
dedo pulgar del elector con tinta indeleble. Además, para el momento de la
votación existen mamparas con una cortinilla que permite la entrada de un solo
votante, de tal suerte que incluso si fue presionado o coaccionado pueda emitir
su voto en libertad, sin que nadie lo observe.
Los funcionarios de la casilla son ciudadanos residentes
en la sección electoral que luego de un sorteo y de una somera capacitación
actúan como presidentes, secretarios y escrutadores. No son funcionarios del
IFE, sino ciudadanos que generosamente aceptan recibir y contar los votos de sus
vecinos. Y ningún dedo todopoderoso los designa, sino que el azar -doble
insaculación- y una rápida instrucción los habilita como las autoridades de la
casilla. Es difícil pensar que puedan amafiarse para beneficiar o perjudicar a
alguien, pero, por si las moscas, los partidos tienen el derecho de nombrar a
sus propios representantes, que pueden observar todo el proceso desde la
instalación hasta la clausura de la casilla, incluyendo por supuesto el conteo
de los votos. No hay excusa para que los grandes partidos dejen de tener
representantes en todas y cada una de las casillas.
Los votantes tienen que identificarse con su credencial y
los representantes de los partidos cuentan con una copia de las listas
nominales con fotografía para que chequen los datos del eventual elector y su
rostro. Una vez que termina la votación, el cómputo lo hacen los funcionarios
de casilla en presencia de los representantes de los partidos (e incluso de
observadores registrados previamente en el IFE). Y los resultados son asentados
en un acta, de la cual se da copia a todos y cada uno de los representantes de
los partidos, y los resultados se despliegan fuera de la casilla para que los
vecinos los puedan conocer.
El presidente de la casilla, acompañado por los
representantes de los partidos (no vaya a ser que en el camino le entre la
tentación del fraude), lleva los paquetes electorales y, por fuera de ellos,
las actas del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), a uno de
los 300 consejos distritales del IFE, desde donde, tal y como van llegando, se
trasmite la información a un centro de cómputo en la Ciudad de México. Esa
computadora está conectada directamente a internet para que cualquier persona,
desde cualquier lugar del mundo, pueda observar cómo se van agregando los
resultados no sólo a nivel nacional, sino también circunscripcional, estatal,
distrital e incluso casilla por casilla (recuérdese que los partidos cuentan
con las copias de las actas de escrutinio de las casillas y las pueden
confrontar con los resultados del PREP).
Pero el PREP es sólo un sistema para informar la noche de
la elección. El cómputo oficial inicia el miércoles siguiente en los consejos
distritales, en donde se reúnen el presidente (único funcionario del IFE), seis
consejeros ciudadanos y los representantes de los partidos.
Pueden producirse irregularidades en una casilla o en un
conjunto de casillas. Pero un fraude maquinado centralmente es imposible.
(Publicado en el diario Reforma el pasado 14 de junio)
3 comentarios:
muy oportuna y completa su informacion maestro, pero si mal no recuerdo ya fueron clonadas boletas electorales y el consejero presidente dijo que era un "lamentable error"....mmm
maestro muy completa su informacion pero si mal no recuerdo ya fueron detectadas boletas clonadas y el consejero presidente se limito a decir que era un "lamentable error" recuerde que en nuestro mexico lindo y querido todo se puede solo hay que tener el suficiente dinero y ya...
Señor Michel, creo que vivimos en México y no en Suecia...El nivel de corrupción en este país es de los más altos del mundo.
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