Desde mis épocas militantes en las filas del Partido
Mexicano de los Trabajadores, al promediar los años setenta del siglo pasado,
una de las banderas de lucha de la izquierda era terminar con el charrismo
sindical, prodigado por el PRI de aquel tiempo y representado por ese líder
hierático y momificado que parecía eterno y respondía al nombre de Fidel
Velázquez (quien no creo que manejara terminajos hoy tan de moda como eso del
outsourcing).
El
corporativismo era entonces uno de los grandes obstáculos para la democracia y
hoy, a pesar de los doce recientes años de gobiernos panistas, lo sigue siendo
todavía.
La
iniciativa de ley laboral enviada por el presidente Calderón al Congreso ha
levantado de sus tumbas a los líderes charros que aún siguen con vida, desde
Carlos Romero Deschamps hasta Francisco Hernández Juárez y desde Napoleón Gómez
Urrutia hasta Martín Esparza. Todos al unísono han brincado indignados ante le
mera posibilidad de que dicha ley los obligue a ser transparentes, a rendir
cuentas a sus agremiados y a verse privados del uso a discreción de la sagrada
cláusula de exclusión, mecanismo por el cual estos liderazos pueden mantener
bajo control a todo aquel trabajador que se quiera salir del huacal y no
pertenecer, ¡horror!, a los sindicatos que los charritos tan ejemplarmente
encabezan. Faltaba más. Después de todo, son ellos los adalides de una de las
más preciadas y nacionalistas tradiciones: la del mentado corporativismo, pilar
indiscutible del sistema político mexicano, del cual han sacado provecho lo
mismo priistas que panistas que perredistas.
Lo del pago
por hora y demás nimiedades son peccata minuta frente a lo que a ellos en
verdad les importa: mantener su poderío como descendientes del tío Fidel (no
vaya a ser que se muevan y no salgan en la foto). “Ninguna ley promovida por
políticos gangsteriles debe tocarnos ni con el pétalo de una reforma
estructural”, parecen decir tan orondos líderes.
Charros
contra gangsters. Esa es la oroliana consigna para salvar a la Patria.
¡Compañeros, a tomar San Lázaro y mantener el status quo!
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
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