Adolfo López Mateos, ¿de extrema izquierda? |
El caso es
que eso de la atinada izquierda se manejó por algún tiempo, hasta que llegó
Gustavo Díaz Ordaz y el gobierno pasó a ser no sólo de atinada derecha sino de
derecha extrema.
¿Qué es lo
que tenemos hoy en el espectro de lo que muchos siguen llamando izquierda? Lo
que yo veo es una confusa mezcolanza de intereses facciosos, ansiedad de poder,
grupos contrapuestos, desunión vocacional, desconfianzas mutuas, golpes bajos,
incultura política; pero de ideología, nada.
Tenemos a
una desatinada izquierda sin postulados reales, sin programa y sin principios,
desenraizada de la clase trabajadora, sin una organización política
estructurada y sin la menor certeza de hacia dónde se dirige. Una izquierda
desatinadísima que ha sido cooptada por ex priistas y por políticos carentes de
un historial militante dentro de la gauche nacional.
Los
verdaderos ideólogos de izquierda son vistos como apestados por su postura
crítica ante, por ejemplo, el lopezobradorismo. De ese modo, gente de los
alcances intelectuales de Roger Bartra, José Woldenberg, René Avilés Fabila,
Luis González de Alba, Marcelino Perelló y otros, todos ellos de amplia
raigambre progresista, no sólo son ignorados por los actuales jerarcas de la
“izquierda”, sino que incluso se les desprecia y son considerados como
apóstatas y, en el colmo de la oligofrenia y la estulticia, como… ¡derechistas!
Padecemos a
una desatinada izquierda. Lo que urge es una izquierda real, auténtica,
moderna, liberal, progresista, generosa, imaginativa, desprejuiciada, culta,
civilizada. Una izquierda con adjetivos.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
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