De tiempo atrás se veía la intención de Andrés Manuel
López Obrador de convertir a su Movimiento de Regeneración Nacional en un
partido político y el momento llegó finalmente. AMLO se va del PRD, se despide
del PT y de Movimiento Ciudadano (o como se llame mañana) y tiene, para él
solito, su propio y muy lucrativo juguete: Morena.
¿Cómo será
ese nuevo partido? Aun desde los terrenos de lo especulativo, no es tan difícil
vislumbrarlo. Por lo pronto, será un organismo autocrático, caudillista,
populista, verticalista, moralista y de profunda raigambre seudo religiosa. En
ese sentido, creo que se parecerá mucho a lo que hoy sucede en ese surreal
poblado que es Nueva Jerusalén, municipio de Turicato, en Michoacán.
Como se
sabe, ahí no hay más autoridad que la de un sujeto alucinado que se dice obispo
y se hace llamar Martín de Tours. El religioso es seguido por un grupo de
fanáticos que obedece sus órdenes a pie juntillas y lo venera como único dueño
de la verdad revelada. Para ellos, la palabra de su líder es sagrada y no
importa cuan absurdo pueda ser lo que disponga, sus devotos lo seguirán ciega y
rijosamente. Nadie puede cuestionar al obispo y quienes se atreven a hacerlo,
de inmediato son considerados como enemigos y enviados del demonio. Fanatismo
total. Maniqueísmo absoluto. Una sola visión de las cosas. El mundo en blanco y
negro.
¿Exagero al
pensar que el partido Morena pueda parecerse a la comunidad fanática de Nueva
Jerusalén? Si recordamos la manera obcecada como los seguidores duros de López
Obrador han respondido durante los últimos años ante cada ocurrencia de su
Tata, yo no encuentro demasiadas diferencias. Desde el “fraude” de 2006 hasta
la “imposición” de 2012, los dichos del tabasqueño son dogmas para su
feligresía.
Por eso
vislumbro a Morena como un partido objetivamente retardatario,
ultraconservador, reaccionario y totalmente alejado de lo que de manera ideal
representa el concepto de izquierda.
¿Será que
nos esperan seis años de alguien a quien podríamos llamar Andrés Manuel de
Tours?
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
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