Algo semejante me ocurre respecto al festival Vive Latino, al cual, a lo largo de sus doce ediciones, nunca he asistido. Las razones me sobran: no me gustan las multitudes, no me agrada el borreguismo del público mexicano (y menos aún el mito de que es “el mejor del mundo”), no me seduce la idea de pasar tres días bajo las inclemencias del tiempo y de padecer hambre y sed por negarme a pagar cantidades estratosféricas por productos comestibles de ínfima calidad. Pero lo que menos me atrae es la idea de soplarme a un sinfín de banditas representativas de lo peor del rockcito nacional (salvo una que otra honrosa excepción de esas que se pueden contar con los dedos de una mano). Por eso no voy al “Vive” (¿existirá manera más cursi de llamar al Vive Latino que esa vomitiva expresión de “El Vive”?)… y como Pepe Návar dejo de ser mi colaborador y por decisión suya dejó incluso de ser mi amigo, no creo que haya en el mundo persona alguna que me convenza de asistir al dichoso y sobrevaloradísimo festival.
Pues eso.
3 comentarios:
Bien por ti Hugo , lo malo no es la apertura a nuevas bandas que están buscando ser algo , No!, lo malo es que las cobren al precio que deba ser y además que al entrar en su juego mediaticon stratista uno se enjergue ahí dentro la misma desabrida situación de intolerancia y supremacía clasista que existe, almenos, en el grandioso Distrito Federal.
Bien por ti Hugo , lo malo no es la apertura a nuevas bandas que están buscando ser algo , No!, lo malo es que las cobren al precio que deba ser y además que al entrar en su juego mediaticon stratista uno se enjergue ahí dentro la misma desabrida situación de intolerancia y supremacía clasista que existe, almenos, en el grandioso Distrito Federal.
Al leer sobre el festival musical "Vive Latino", me queda claro que hubiera sido más interesante el saber por qué demonios ya no es tu amigo el buen José Xavier Návar. Saludos Hugo.
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