Cuando en 1968 Pete Townshend concibió la idea de componer una rock ópera, luego de que a lo largo de tres años The Who sólo había grabado discos relativamente menores, más algunos sencillos estupendos (como “My Generation, “I Can See for Miles” o “Anyway, Anyhow, Anywhere”), y había fracasado comercialmente con álbumes más o menos conceptuales como A Quick One (1966) y The Who Sell Out (1967), no sabía que estaba a punto de inaugurar una nueva época, no sólo para el grupo sino para la historia del rock.
Tommy (1969) fue un parteaguas y significó la entrada de The Who a las ligas mayores, al lado de los Beatles, los Rolling Stones y los Kinks. Sin embargo, para el aprensivo Townshend, significó también un motivo de angustia, ya que entendió que a partir de ese momento no podía dar un solo paso atrás y se vio comprometido a escribir música aún más ambiciosa.
Fue entonces que ideó el proyecto de Lifehouse, una rock ópera multimedia, con una historia mística y futurista de ficción científica y con un uso extensivo de su más reciente descubrimiento instrumental: los sintetizadores. No obstante, Lifehouse resultó tan desproporcionada e imposible que cada vez se hizo más difícil llevarla a cabo. Cuando Pete Townshend trataba de explicarla a sus compañeros –Roger Daltrey, John Entwistle y Keith Moon– estos se quedaban anonadados y no comprendían maldita la cosa, lo cual hacía que el guitarrista desesperara. En su autobiografía de recuente aparición, Who I Am (Harper, 2012), Townshend cuenta que una noche llegó a su casa decepcionado y le dijo a su entonces esposa, Karen Astley: “¡Hacerles entender mi idea a esos tres es como tratar de enseñar física nuclear a unos cavernícolas!”.
Mas cuando le explicó al productor Glyn Jones de qué trataba Lifehouse, éste tampoco entendió una palabra. Era claro que el proyecto estaba condenado al fracaso. Sin embargo, varias de las canciones del mismo eran magníficas y al final se tomó la decisión de incluirlas en un nuevo disco, aunque éste nada tuviera de conceptual. Townshend se sintió asqueado hasta del título: Who’s Next. No sospechaba en absoluto que este álbum se convertiría no sólo en la obra maestra de The Who sino en uno de los discos fundamentales de toda la historia del rock (para mi gusto el mejor, incluso por encima del Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band de los Beatles o el Dark Side of the Moon de Pink Floyd, por sólo mencionar un par de discos legendarios).
La frustración por el fracaso del proyecto Lifehouse hizo que, a lo largo de 1972, Pete Townshend comenzara a maquinar ideas para una nueva ópera rock. Sólo que esta vez creó algo más terrenal, más mundano, más cotidiano. La historia de un joven seguidor de The Who, un mod sesentero (la historia se desarrolla en 1965) llamado Jimmy, quien padece algo así como una esquizofrenia cuádruple (es decir, tiene cuatro distintas personalidades). De ahí el nombre de la obra, aunque la idea era también que pudiera escucharse en un sistema de sonido cuadrafónico en el cual cada bocina reprodujera a uno de los integrantes del grupo.
De igual modo, cada una de las personalidades de Jimmy reflejaba a un miembro de los Who: era rudo y exhibicionista como Roger Daltrey, tímido e introvertido como John Entwistle, lúnatico y delirante como Keith Moon y cínico y atormentado como Pete Townshend. Una canción era el leitmotiv de cada quién: “Helpless Dancer” para Daltrey, “Is It Me?” para Entwistle, “Bell Boy” para Moon y “Love Reign O’er Me” para Townshend.
Quadrophenia apareció en 1973, hace exactos cuarenta años. Se trata de un álbum doble, una colección de diecisiete grandes composiciones townshendianas (aparte de las ya mencionadas, habría que mencionar maravillas como “The Real Me”, “The Punk and the Godfather”, “I’m One”, “I’ve Had Enough”, “5:15”, “Drowned” y “Doctor Jimmy”). El vinil original de pasta doble contenía un cuaderno con hermosas fotografías y las letras de los temas.
Años más tarde, cuando en 1979 fue filmada la película Quadrophenia, dirigida por Franc Roddam y con el debut cinematográfico nada menos que de Sting, apareció otro doble álbum con el soundtrack de la cinta y tres canciones que no se incluyeron en el Quadrophenia de 1973 (“Get Out and Stay Out”, “Four Faces” y “Joker James”).
Quadrophenia permanece ligeramente oculto dentro de la discografía de The Who. Ahora que cumple cuatro décadas, parece justo revalorarlo como lo que es: una obra maestra, un álbum que no ha perdido vigencia y que puede seguirse escuchando como si hubiera aparecido hoy.
(Publicado hoy en la sección "El ángel exterminador" de Milenio Diario).
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