martes, 11 de marzo de 2014

Cinco momentos con Rita

1.- Conocí a Rita Guerrero en 1995, al año siguiente de que los antiguos editores de La Mosca pusieran a dormir a la revista en una hibernación que duraría un año y medio. La editorial Planeta me había encargado un libro de entrevistas con cinco grupos representativos del rock nacional y elegí a Caifanes, La Maldita Vecindad, Café Tacuba, El Tri y Santa Sabina. A todos los entrevisté, gracias a los buenos oficios de mi querida amiga, la fotógrafa y diseñadora Yuriria Pantoja. Fue ella quien me consiguió la cita con cada agrupación y con Santa Sabina ocurrió una noche, en un restaurancito de Coyoacán. Fue ahí que hablé por primera vez con Rita y que me ganó su simpatía y sencillez, algo que yo no esperaba de quien entonces ya era una diva del rock que se hacía en México.

2.- Volví a ver a Rita en 1997, cuando junto con Julieta Venegas acudió al estudio donde se produjeron las hoy míticas fotografías de la vampira lésbica (Rita) a punto de morder a su hermosa y joven víctima (Julieta), una de las cuales fue la portada de La Mosca No. 19. Fue una sesión muy divertida, para la que se consiguió vestuario, maquillistas, luces y todo un equipo muy profesional. Las fotos corrieron a cargo de Ivonne Venegas, la hermana gemela de Julieta, y yo fungí como coordinador general de la sesión. Sobra decir que esa tarde Rita estuvo fantástica.

3.- Mi tercer encuentro con Rita Guerrero fue en el estudio donde ensayaba Santa Sabina, en el mismo edificio donde el Sr. González tenía las oficinas de Discos AntíDOTO. Fue por ahí de 2003 y acudí para entrevistar al grupo a raíz de la aparición de su álbum Espiral, texto que se publicó en La Mosca No. 72. Mi mayor recuerdo de ese día es el de una charla previa e informal con Rita y Poncho Figueroa, en la que lo más reluciente fue la risa de la cantante, llena de gracia y de ironía, una risa franca y en verdad hermosa cuyo sonido jamás voy a olvidar. Su sentido del humor era contagioso.

4.- En 2006, acudí a la casa de Rita Guerrero y su marido, Aldo Max, cerca del Metro Balderas. Era una preciosa casona porfiriana convertida en cálido apartamento, dentro de un conjunto habitacional de casonas porfirianas convertidas en apartamentos. Claudio, su pequeño hijo, aún no cumplía un año de edad. Los entrevisté para una serie de reportajes sobre matrimonios conformados por músicos y la charla apareció en La Mosca No. 107, con bellas y entrañables fotos de Diana Barreto.

5.- La vi por última vez el 16 de noviembre de 2008, durante un concierto de Los Músicos de José, el grupo en el cual toca Aldo Max, en los jardines del Centro Nacional de las Artes, en Churubusco. Iba yo con Denisse, mi entonces novia, y al final de la tocada nos acercamos a saludar a una muy sonriente Rita, quien cargaba en los brazos a su bebé. Fue un rápido intercambio de saludos, algunas palabras, un beso de despedida y un hasta pronto. Nunca imaginé que jamás volvería a encontrarme con ella.

Postdata: No pude asistir al homenaje en cuerpo presente que se le ofreció hace tres años en el Claustro de Sor Juana. Eso me hizo sentir en deuda, deuda que pago en parte con la edición de este número de la Mosca en homenaje a la grande e inolvidable Rita Guerrero, la Rita guerrera.

(Editorial "Ojo de mosca" publicado este mes en le revista Mosca No. 8).

3 comentarios:

Sabinito Julio Sandoval dijo...

Entrañable. Detrás de la faz de 'diva del rock' existía un gran ser humano de enormes virtudes. Le extraño horrores. Siempre me acerqué como fan, ya luego como colega músico (en varias ocasiones alternamos con Santa Sabina) y varias veces pude platicar largo y tendido con ella. Me impresionó su enorme calidad humana y su grato sentido del humor. Estos cinco momento de Hugo con Rita me emocionan y conmueven. Nunca olvidaré a Rita Guerrero y su sencillez apabullante. Un abrazo a donde quiera que se encuentre.
Saludos, Hugo.

Sabinito Julio Sandoval dijo...

Entrañable. Detrás de la faz de 'diva del rock' existía un gran ser humano de enormes virtudes. Le extraño horrores. Siempre me acerqué como fan, ya luego como colega músico (en varias ocasiones alternamos con Santa Sabina) y varias veces pude platicar largo y tendido con ella. Me impresionó su enorme calidad humana y su grato sentido del humor. Estos cinco momento de Hugo con Rita me emocionan y conmueven. Nunca olvidaré a Rita Guerrero y su sencillez apabullante. Un abrazo a donde quiera que se encuentre.
Saludos, Hugo.

Sabinito Julio Sandoval dijo...

Entrañable. Detrás de la faz de 'diva del rock' existía un gran ser humano de enormes virtudes. Le extraño horrores. Siempre me acerqué como fan, ya luego como colega músico (en varias ocasiones alternamos con Santa Sabina) y varias veces pude platicar largo y tendido con ella. Me impresionó su enorme calidad humana y su grato sentido del humor. Estos cinco momento de Hugo con Rita me emocionan y conmueven. Nunca olvidaré a Rita Guerrero y su sencillez apabullante. Un abrazo a donde quiera que se encuentre.
Saludos, Hugo