Si se practicara una encuesta en la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM para preguntar a sus alumnos si saben quién fue el Che Guevara, el 99 por ciento respondería que sí. Si se les inquiriera lo mismo sobre Justo Sierra, el 99 por ciento diría que no. Si una segunda cuestión de la encuesta fuese qué hizo Guevara para merecer que el auditorio de dicha facultad sea llamado con su apelativo, las respuestas acudirían a una serie de lugares comunes (fue un guerrillero, un revolucionario, volvió socialista a Cuba, murió asesinado en Bolivia, etcétera). Pero si esa cuestión se refiriera a Sierra, nueve de cada diez dirían que no tienen la menor idea de qué hizo ese señor. Tampoco sabrían decir en dónde nació, en qué época vivió y cuáles son sus merecimientos para que el mencionado auditorio lleve oficialmente su nombre desde que fue inaugurado, el 22 de septiembre de 1962, por el rector Ignacio Chávez. Tampoco atinarían a decir que Justo Sierra fundó esa facultad en 1910, con el nombre de Escuela de Altos Estudios.
Seguir llamando Auditorio Che Guevara al Justo Sierra es uno más de los anacronismos de esa izquierda radicalizada, reaccionaria, obtusa y oligofrénica que padecemos. ¿Qué hizo el guerrillero argentino por la Universidad Nacional o por México? Nada. En cambio, la obra de Sierra es amplia y sus contribuciones a la historia, la literatura y el humanismo resultan enormes (baste mencionar su biografía de Benito Juárez, un clásico de la historiografía mexicana).
Hoy que el famoso auditorio (recuerdo las estupendas funciones de cine club que se daban ahí en alguna época) es botín de guerra entre diversos grupúsculos lumpenizquierdistas, sin que las autoridades de la UNAM muevan un dedo para rescatarlo, cabe reivindicar la figura de Justo Sierra y pugnar porque el recinto recobre ese honroso nombre y deje ya de ser llamado, de manera por demás espuria, con el apodo de un personaje cuya biografía tiene tantos puntos negros y hasta siniestros (Guevara era homofóbico y un represor implacable, entre otras lindezas).
Hay que hacer lo justo por don Justo.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
1 comentario:
Bueno el Che fue un personaje histórico que se convirtió en un símbolo de injusticia, de incomodacion, y de revolución. Tal vez no hizo mucho por la UNAM pero estoy 100& seguro que el Che modifico mas a la conducta juvenil de los años 60's y hasta nuestra fecha que Justo Sierra. Es simplemente un símbolo de juventud que gracias a la fotografía de Alberto Korda perdurara para siempre. Sobre que era homofobico... estamos hablando de la década de los 60's, para criticarlo tienes que ubicarte en su contexto histórico, en ese tiempo muchos odiaban a los homosexuales y estoy seguro que si tu hubieras vividos en esos tiempos también lo harías.
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