The Strypes, desde Irlanda con furor. |
¿Cómo se refleja esto en los jóvenes mexicanos, en especial los que se hacen llamar roqueros? Las dos más recientes ediciones del festival Vive Latino demuestran ese manipulación y esa enajenación, por la forma tan pasiva y hasta gustosa como el público joven y no tan joven recibió a expresiones tan alejadas del rock como la cumbia y la música norteña (muy respetables como géneros, eso sí). Las triunfales actuaciones de Los Ángeles Azules, Calle 13, Pablito Mix y Los Tigres del Norte hacen pensar que, como diría Hamlet, algo está podrido en Dinamarca.
Por fortuna, hay jóvenes en el mundo –y quiero pensar que en México también– que gustan del rock más esencial y no lo dejan morir, aunque para algunos hoy eso resulte “anticuado”. Un gran ejemplo de ello es el grupo irlandés The Strypes, conformado por cuatro adolescentes cuyas edades fluctúan entre los dieciséis y los diecisiete años y cuyo estilo hace recordar de inmediato lo mismo a Dr. Feelgood y The Sex Pistols que a Chuck Berry, The Sonics y los mismísimos Yardbirds.
Originarios de The Cavan, Irlanda, Ross Farrely (voz y armónica), Josh McClorey (guitarra extraordinaire), Evan Walsh (batería) y Pete Ohanton (bajo) hacen un rock directo, enérgico, entusiasta y de muy alta calidad y tienen entre sus fans confesos a músicos como Jeff Beck, Roger Daltrey, Elton John, Noel Gallagher y Dave Grohl, quienes no han dudado en darles la bendición.
Su disco debut Snapshot (Virgin EMI, 2013) es una maravilla absolutamente rocanrolera, con todo el espíritu del género. No se lo pierda usted.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio", en la sección ¡hey! de Milenio Diario)
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