sábado, 7 de enero de 2017

De revoluciones y gasolinazos

Hace poco más de cuatro años, cuando el #Yosoy132 estaba en pleno apogeo, los entusiastas de la revuelta chairo-hipsteriana daban por hecho que, como rezaban los viejos manuales marxistas a la Marta Harnecker, en México estaban dadas “las condiciones objetivas para la revolución”. Todos ellos apostaban por la pronta caída del sistema y al final aquello fue como un cohete cebado. Mucho ruido y pocas nueces (de hecho, los principales líderes del “movimiento” se retiraron en cuanto Televisa les dio un programita de debate, de esos que nadie ve, y colorín colorado).
  Hace poco más de dos años, luego de los trágicos acontecimientos en Iguala, Guerrero, en los que 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa fueron asesinados por esbirros del crimen organizado, los mismos entusiastas de la revuelta chairo-hipsteriana dieron otra vez por hecho que, esa vez sí, en México las condiciones objetivas para la revolución estaban más que dadas. Desde sus cuentas de internet, sus laptops y sus esmartófonos (Román Revueltas dixit), apostaron de nuevo por la inminente caída del régimen y hasta ahora, como diría Chava Flores, puras habas.
  Desde hace unos días, luego del alza en el precio de las gasolinas, el famoso gasolinazo, otra vez los mismísimos entusiastas de la revuelta chairo-hipster, han vuelto a proclamar que ahora sí y sin la menor duda, en México están dadas las condiciones objetivas para esa tan anhelada revolución que albergan en sus cabecitas locas de atar. Por supuesto que al final y pasados unos días de histeria combativa, de cierre de carreteras y de saqueo de comercios, la tan ansiada caída del gobierno no tendrá lugar y volverán a refugiarse en sus cuentas de Twitter y Facebook para desde ahí aguardar con impaciencia otro momento “objetivo”.
  Lo cierto es que en cualquier instante habremos de escuchar de nueva cuenta su simpático y estruendoso grito de guerra, como tomado de una novela española de capa y espada: “¡A por ellos!”.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

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