martes, 18 de abril de 2017

Apuntes sobre el rockcito (y II)

En la primera parte de esta serie de dos artículos, prometí explicar lo que entiendo por “rockcito” y algunas otras cuestiones aledañas.
  A lo que llamo rockcito es a ese falso estilo deslactosado y pasteurizadao, despojado del alma y el espíritu originales del rock, esa música que reniega y/o desconoce las raíces negras del género y en cambio ha adoptado una promiscuidad a la que disfraza de fusión, una promiscuidad facilona en la que lo mismo caben el pop español y argentino de los noventa, la balada simplona de los ochenta, la cumbia más rascuache, la música grupera, lo peor de la música andina, el bolero a la Luis Miguel, la canción ranchera en su vertiente más anodina y lo que se les va ocurriendo a sus perpetradores.
  Tal vez todo esto no tendría problema si realmente tales subgéneros se fusionaran con el rock. Sin embargo, con notables excepciones (La Barranca, Real de Catorce y Jaime López podrían servir como ejemplo de lo que significa la fusión entre el rock y los géneros auténticamente populares), lejos de fusionar, lo que han hecho y siguen haciendo los hacedores del rockcito es ataviarse como roqueros, moverse en un supuesto ambiente roquero y escribir y tocar baladas poperas, música grupera, cumbias mal hechas, etcétera.
  No es que pida que los músicos que dicen tocar rock incorporen al blues, al funk o al soul en sus propuestas, en absoluto. Se trata de conservar, como ya dije, el alma y el espíritu que dieron origen a esta música que tiene más de seis décadas de existencia.
  No obstante, el rockcito y sus derivados (el rockcitito, el rockcititito y el rockcito ñoño) –tan llenos de infantilismo, incultura, puerilidad, tontería y chabacanería– ignoran todo esto y sus propuestas (por llamarlas de algún modo) se convierten, en su mayor parte, en una música desangelada, vacua, olvidable y desechable.
  Es un rock falso hecho por falsos roqueros para un público falseado, borreguil y manipulable.
  Nuestro inefable rockcito.

(Publicado el día de hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Seño, habla usted de rock mexicano? O de rock en español? Estoy de acuerdo con usted, si es que sigue la moda, porque si no existe un tal sabina que maneja todas las corrientes del rock y hace de ellas un gran coctel que para mi es regocijante, incluso menciona grandes mexicanos aue no tienen que ver con el rock (chabela, jose alfredo) y es el cinico mas grande que hay. Saludos