Me gustan mucho los libros de memorias. De los más recientes, me han encantado el de Daniel Cosío Villegas, el primer tomo de Mi lucha de Karl Ove Knausgard y los fragmentos que he leído de la vida de León Trotsky contada por él mismo.
Ahora acabo de terminar Flecha en el azul (Alianza Editorial, 1973), el primer tomo de los cinco que componen la autobiografía de Arthur Koestler (1905-1983), el escritor húngaro y universal, amante de todas las luchas perdidas, quien con un estilo ágil, entretenido y con buenas dosis de humor negro que no duda en aplicarse a sí mismo, cuenta los primeros años de su infancia y adolescencia, hasta los 19 años de edad. Gracias a su pluma, conocemos la Hungría y la Austria de las dos primeras décadas de la centuria pasada, la gente con la que convivió, la inestabilidad familiar que hacía que los Koestler cambiaran de casa y de ciudad con mucha frecuencia, la relación con sus padres, sus primeros amores, su descubrimiento de la causa sionista y su primera aventura en el Israel de aquellos primeros años del siglo XX.
Una narración espléndida, publicada originalmente en 1953, del autor de esa novela asombrosa y durísima que es El cero y el infinito.
Poco a poco iré leyendo los cuatro tomos restantes.
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