Para muchos críticos y seguidores de Depeche Mode, es esta la obra central del grupo, la que le dio su trascendencia definitiva y perenne. No puede ser menos, en efecto, un álbum que comienza con un tema musicalmente tan perfecto como “Never Let Me Down Again”, con ese riff inicial y una instrumentación que marcaría mucho de lo que habría de venir, no sólo con el cuarteto en particular, sino con la música electrónica en general (lástima sin embargo que le letra sea tan intrascendente).
Pero lo que sigue a continuación no desmerece en absoluto. “The Things You Said” es un conmovedor remanso de calma, “Strangelove” (otro clásico depechemodiano) es el modelo ideal de lo mejor del pop electrónico ochentero, “Sacred” es una afortunada mezcla del rock gótico con el dance, “Little 15” es un extraño pero fascinante y afortunado experimento minimalista, “Behind the Wheel” es una pieza –de masoquismo confeso– hipnótica y atractivamente siniestra, “I Want You Now” es una plegaria –cantada por Martin Gore– llena de sensual y sexual ansiedad y de una escalofriante angustia, “To Have and to Hold” combina lo siniestro y lo escalofriante de las dos composiciones anteriores y lo hace más acentuado aún, “Nothing” es un corte de discreto encanto en su atmósfera acompasadamente danzable y “Pimpf” culmina el disco con aires de grandeza instrumental para piano, sintetizadores y coros paragregorianos.
Music for the Masses (1987) puso a Depeche Mode en las más grandes alturas, sin que ello significara que en adelante vendría el declive. El genio de Gore y el talento de sus compañeros todavía darían aún mucho de sí.
(Reseña que escribí para el Especial de La Mosca en la Pared No.21, dedicado a Depeche Mode y publicado en junio de 2005)
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