sábado, 19 de agosto de 2017

Querido Héctor

Vi en las redes el terrible video en el que un tirador “practica” al vaciar la carga de su revólver contra un blanco: el rostro del periodista Héctor de Mauleón. Al parecer, fue grabado en un campo de tiro oficial de la delegación Tláhuac, lo cual vuelve doblemente siniestro el amenazador documento.
  Se dirá que perro que ladra no muerde, pero ya son demasiados los ladridos, traducidos en amenazas de muerte, que ha recibido mi querido y admirado Héctor, sin que las autoridades investiguen a fondo el origen de dichas amenazas  y sin que el gremio periodístico militante muestre su apoyo irrestricto a un compañero de profesión. Al menos la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ya se pronunció, al decirse preocupada por la situación e hizo una llamada para que se indague sobre la misma.
  Conozco a Héctor de Mauleón desde hace cerca de diez años, cuando empecé a colaborar en la sección de música de la revista Nexos. Nos hemos visto varias veces y tuve el honor de que hace un par de años presentara la reedición de mi novela Matar por Ángela, junto con mis también muy queridos Ciro Gomez Leyva y Julio Patán. Siempre ha sido amable y afectuoso conmigo. Es un tipazo, con un gran sentido del humor a pesar de su seriedad aparente. Acerca de sus cualidades intelectuales, culturales, literarias y periodísticas nada puedo agregar a lo que es públicamente sabido. Se trata de una de las mentes más lúcidas de este país y su columna diaria en El Universal es lectura obligada.
  Por desgracia, es esa columna la que le ha acarreado la malquerencia de mucha gente que se ha sentido afectada por las valientes denuncias y revelaciones del periodista, hasta el punto de amenazarlo de muerte.
  Desde esta modesta columna envío mi solidaridad abierta a Héctor de Mauleón y me sumo a la petición de la CNDH, del consejo editorial de Nexos y de tantos otros para que las autoridades asuman su responsabilidad e intervengan de manera decidida en este penoso asunto.
  Un abrazo grande, cariñoso y solidario, querido Héctor.

(Publicado el día de hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)

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