Se dice de izquierda. Por eso condena a los reaccionarios, a los
conservadores, a los derechistas. Es la suya una izquierda bastante sui
géneris, por cierto. Una izquierda que invoca lo mismo a la Biblia que a
la Madre Tierra, lo mismo a Jesucristo que a Alfonso Reyes. Una
izquierda que no habla de lucha de clases, de plusvalía o de
materialismo histórico sino de portarse bien, de no ser corruptos y de
dar abrazos y no balazos. La izquierda Morena style. Una izquierda que
no se parece a ninguna otra y se parece a tantas. Moralina y
ultramontana, intolerante y autoritaria, recuerda más a la ideología
franquista que a la juarista que dice ser su fuente de inspiración.
Religión y mano dura eran divisas de Francisco Franco; pensamiento
religioso (mezcla de catolicismo, protestantismo, masonería y creencias
indígenas) y poder en un solo hombre son las divisas del
lopezobradorismo. Todo ello bañado del priismo más rancio y ortodoxo: el
de los años del presidencialismo a ultranza y el partido único y
omnipotente. Las sombras de Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo
cubren de la manera más siniestra al actual ocupante de Palacio Nacional
y no lo disimula.
En cuanto a sus seguidores, quienes se proclaman de izquierda, en su mayoría no abrevaron directamente de Marx y Engels, de Lenin y Stalin, de Gramsci y Mariátegui. En realidad, su izquierdismo viene de la visión del gran ideólogo de la gauche mexicana de los últimos 50 años: Eduardo del Río, el monero Rius, y sus divertidos y maniqueísimos manuales “para principiantes”.
Uno lee o escucha a Julio Hernández, Paco Ignacio Taibo II, Jenaro Villamil, Fabrizio Mejía, Pedro Miguel o los caricaturistas Helguera, Hernández, El Fisgón y hasta Helio Flores y en todos ellos está la simiente sembrada por Rius con sus "Marx para principiantes", "Cuba para principiantes", "ABChe", "La trukulenta historia del kapitalismo" y tantos otros libros, además de sus legendarias historietas "Los Supermachos" y "Los Agachados".
No estoy inventando. Yo me volví izquierdoso y dizque socialista durante mi adolescencia, gracias a la lectura intensa y ferviente del caricaturista michoacano. Él fue quien me formó (¿o me deformó?) ideológicamente y quien me introdujo en la lectura de los clásicos del marxismo-leninismo, libros difíciles de entender y que conformaron mi biblioteca durante largos años, hasta que me di cuenta de la farsa criminal y totalitaria del llamado socialismo real de corte soviético y me alejé del mismo.
Por eso me es fácil reconocer en las escritos de tantos morenistas la huella indeleble de Rius y su izquierdismo de manual, un izquierdismo a final de cuentas elemental y limitado por la visión ortodoxa y cuasi stalinista del creador de personajes entrañables (aunque igualmente inflexibles) como Calzonzin y Gumaro.
Toda esa visión maniquea, en blanco y negro, de buenos y malos, en los que existe un pueblo bondadoso y explotado y una minoría empresarial y política rapaz y expoliadora, apoyada por el monstruoso imperialismo yanqui, es la visión que hace que el actual gobierno se empeñe en mantener la división entre los mexicanos, fomentando el rencor social, el nacionalismo enfermo y el odio hacia lo que llaman el capitalismo salvaje, sin importar que casi todos sus funcionarios y dirigentes vivan como sultanes, a pesar de su discurso hipócrita sobre la austeridad y la medianía republicana. Puro choro mareador, como dirían los millennials.
Rius, el gran ideólogo del gobierno obradorista. Un gobierno para principiantes.
En cuanto a sus seguidores, quienes se proclaman de izquierda, en su mayoría no abrevaron directamente de Marx y Engels, de Lenin y Stalin, de Gramsci y Mariátegui. En realidad, su izquierdismo viene de la visión del gran ideólogo de la gauche mexicana de los últimos 50 años: Eduardo del Río, el monero Rius, y sus divertidos y maniqueísimos manuales “para principiantes”.
Uno lee o escucha a Julio Hernández, Paco Ignacio Taibo II, Jenaro Villamil, Fabrizio Mejía, Pedro Miguel o los caricaturistas Helguera, Hernández, El Fisgón y hasta Helio Flores y en todos ellos está la simiente sembrada por Rius con sus "Marx para principiantes", "Cuba para principiantes", "ABChe", "La trukulenta historia del kapitalismo" y tantos otros libros, además de sus legendarias historietas "Los Supermachos" y "Los Agachados".
No estoy inventando. Yo me volví izquierdoso y dizque socialista durante mi adolescencia, gracias a la lectura intensa y ferviente del caricaturista michoacano. Él fue quien me formó (¿o me deformó?) ideológicamente y quien me introdujo en la lectura de los clásicos del marxismo-leninismo, libros difíciles de entender y que conformaron mi biblioteca durante largos años, hasta que me di cuenta de la farsa criminal y totalitaria del llamado socialismo real de corte soviético y me alejé del mismo.
Por eso me es fácil reconocer en las escritos de tantos morenistas la huella indeleble de Rius y su izquierdismo de manual, un izquierdismo a final de cuentas elemental y limitado por la visión ortodoxa y cuasi stalinista del creador de personajes entrañables (aunque igualmente inflexibles) como Calzonzin y Gumaro.
Toda esa visión maniquea, en blanco y negro, de buenos y malos, en los que existe un pueblo bondadoso y explotado y una minoría empresarial y política rapaz y expoliadora, apoyada por el monstruoso imperialismo yanqui, es la visión que hace que el actual gobierno se empeñe en mantener la división entre los mexicanos, fomentando el rencor social, el nacionalismo enfermo y el odio hacia lo que llaman el capitalismo salvaje, sin importar que casi todos sus funcionarios y dirigentes vivan como sultanes, a pesar de su discurso hipócrita sobre la austeridad y la medianía republicana. Puro choro mareador, como dirían los millennials.
Rius, el gran ideólogo del gobierno obradorista. Un gobierno para principiantes.
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