lunes, 4 de febrero de 2019

Heathen

El primer álbum de David Bowie en el siglo veintiuno es un dignísimo y muy prometedor trabajo. De una y muchas maneras representó un renacimiento para el de Brixton, no sólo porque cambió de disquera (de Virgin a Columbia), no sólo porque era el primero de su propio sello (ISO), sino porque en lo meramente artístico también significó un cambio y un paso tan grande que podríamos considerar a Heathen (2002), sin exageración alguna, como una obra a la altura de los grandes clásicos bowieianos.
  Con Tony Visconti como su co-productor de nueva cuenta, después del enorme Scary Monsters de veintidós años atrás, Bowie realizó un gran trabajo, haciendo un uso exhaustivo y preciso de todos los recursos del estudio, tocando casi todos los instrumentos menos el bajo (incluso ejecuta la batería en el segundo corte) y con invitados de primer orden en las guitarras, como Pete Townshend y Dave Grohl.
  Todos los temas son espléndidos, desde el subyugante e inicial “Sunday” y el seductor “5:15 the Angels Have Gone” hasta los dos covers que se incluyen: uno de Pixies (“Cactus”) y otro de Neil Young (“I've Been Waiting for You”).
  Un álbum consistente y deliciosamente calmo.

(Reseña que escribí originalmente para el Especial de La Mosca en la Pared No. 10, dedicado a David Bowie y publicado en abril de 2004)

No hay comentarios.: