viernes, 26 de octubre de 2007

Homenaje a Cri-Cri (con L)


Esta noche se llevó a cabo el homenaje a Cri-Cri en el Pequeño Foro del Tejedor de la librería El Péndulo, sucursal Zona Rosa. Participamos seis músicos (cinco cantautores –Jaime Ades, David Aguilar, Chico González, Nono Tarado, Yahir Durán- y yo). Fue un recital muy peculiar y un tanto accidentado. La asistencia por desgracia resultó más bien raquítica (apenas una treintena de personas que para el final del largo concierto se había reducido casi a la mitad) y no todas las canciones interpretadas fueron de Cri-Cri. En lo personal, estuve más bien mal. Tal vez mi actuación no fue desastrosa –aun cuando sí me equivoqué en algunos acordes de mi canción “Pobre de la condesa”-, pero no me sentí a gusto conmigo. Me puse nervioso. Primero pensé que era por el hecho de que hacía mil años que no cantaba solo, sin el arropamiento de un grupo (como sucede con Los Pechos Privilegiados), pero luego me di cuenta de que mi tensión se debía al escaso público. Sé que suena muy sangrón, pero he descubierto que cuando hay poca gente me tenso en demasía y cuando hay mucha me siento muy a gusto. No sé a qué se deba, pero así me sucede. En fin. Toqué “El ratón vaquero” y “La muñeca fea” en versiones blueseadas que fueron aplaudidas, no sé si porque gustaron realmente o por mera cortesía. De las personas que invité, la única que acudió fue L y se lo agradezco infinito. Su maravillosa presencia me alivianó a lo largo de las dos horas y media que duró el evento. Salimos de ahí a la una y nos fuimos a cenar al Vips de Insurgentes y Dinamarca, donde estuvimos charlando deliciosamente hasta las tres de la madrugada. L es una persona esplendorosa, encantadora y bella. Estar a su lado me provoca una enorme tranquilidad y me hace sentir muy feliz. La adoro con toda mi alma (sí, debo admitirlo: me estoy enamorando –o ya estoy enamorado- de dos mujeres al mismo tiempo). Hubiera querido quedarme con ella hasta el amanecer o más allá, pero a la mañana siguiente tan linda mujer tenía trabajo y la fui a dejar a su casa en un taxi, mismo que me depositó en la mía como a las cuatro. Me dormí con una sonrisa en el corazón, gracias a mi amadísima Ele.

1 comentario:

Roberto dijo...

Cri- Cri, recuerdos de infancia que no se olvidan !!!