miércoles, 31 de octubre de 2007

Celularizado


P llegó temprano y nos pusimos a trabajar en algunos aspectos de lo que será el programa de radio por internet de "La Mosca en la Pared". Luego fuimos a Galerías Insurgentes, donde finalmente (cedí, lo sé) compré mi primer teléfono celular. Está bonito, pero me siento raro al tenerlo (ya les mostraré la canción que compuse para este momento). La cosa es que se multiplican los signos de cambio en mi vida y en la vida de quienes más cercanamente me rodean. Regresamos. Comimos aquí, medio vimos una peli para hacer tiempo y a las cinco y media vino Giuliana, una de las voces femeninas de Los Pechos Privilegiados, y juntos, los tres, nos fuimos a las instalaciones de n2radio.com, la emisora desde la cual transmitiremos el programa radiofónico. Con Gerardo Viveros, gerente de producción, grabamos las que serán la entrada y la salida de la emisión (con música de Frank Zappa), así como la entrada de una de las secciones (con música de Mozart). Quedó padre. Dentro de ocho días comenzaremos la aventura (otro signo de cambio).

martes, 30 de octubre de 2007

Reflexión


Un hombre supuestamente maduro de pronto se topa con alguien a quien no esperaba, una mujer mucho más joven que él. Corrijo: se topa con alguien cuya existencia intuía o sabía que era cierta, pero de quien no tenía idea cuándo habría de atravesarse en su vida. Muchas veces, tiempo atrás, ese hombre pensó: “Sé que ella existe y que se encuentra en alguna parte. Pero, ¿cómo será, en dónde estará, cuántos años tendrá, cómo la reconoceré cuando el destino por fin me ponga frente a ella?”. Así transcurrieron meses, años, sin que esa mujer apareciera y sin embargo, apareció. El hombre había creído muy poco antes que otra era la que él esperaba, una joven que había surgido como de la nada y quien por algunas semanas llegó a confundirlo. No obstante, bastó con que una noche se topara con la Verdadera, por la que tanto había aguardado, para que la reconociera de inmediato. No tuvo dudas: era ella. Ahora tenía imagen, forma, rostro, voz, sonrisa, alma. No que aquel hombre la hubiese elegido: la vida misma la ponía ante él, porque ese era su sino y contra lo que está escrito no se puede luchar. Sí, la reconoció cuando ella se le acercó y lo llenó de calidez y de afecto y de simpatía y de amor. Pero la historia aún no tiene un final feliz o infeliz, todo es aún incierto y movedizo. No queda más que dejarse llevar por el fluir de la vida. La única real certeza es que el destino depara una conclusión y que ésta llegará más temprano que tarde. Porque lo que ha de ser, será y lo que no, no. Así de simple, así de complicado.

lunes, 29 de octubre de 2007

Los Kinks y P


Me levanté temprano para ir a pagar la luz y Ceblevisión. Luego pasé la tarde con P. Fuimos a comer a La Buena Tierra (todo delicioso, sobre todo el postre y la propia P), al salir caminamos hasta el Office Max que está al final del Parque Hundido para comprar unas cosas y estuvimos viendo varios asuntos en mi casa. Para mi fortuna, ella venía con una actitud renovada hacia conmigo y eso me llenó de buen ánimo. Antes de irse, P me hizo cita con una doctora para el jueves. Hace muchos años que no me realizo un chequeo médico y por eso la cita. La acompañé al metrobús a las siete y media de la noche. Es adorable. Por cierto que ya salió el Especial de "La Mosca en la Pared" dedicado a los Kinks, mi grupo más entrañable. Se los recomiendo, nos quedó muy bien creo yo.

domingo, 28 de octubre de 2007

Otra vez Susana


Fui por la tardenoche a la penúltima función de “Susana y los jóvenes”, la magnífica, divertida y conmovedora obra teatral de Jorge Ibargüengoitia que en su segunda temporada se presentó a lo largo de octubre en el teatro “Benito Juárez”, allá frente al Monumento a la Madre. Es la cuarta ocasión en que la veo (dos veces fui al teatro “El Galeón”, el año pasado, y dos al “Benito Juárez”, con la de hoy y el pasado jueves 18). ¿Por qué el interés en verla? Porque es una gran pieza, porque soy admirador total de Ibargüengoitia, pero también y sobre todo porque el papel principal, el de Susana, lo interpreta espléndidamente mi sobrina Leyla Rangel (ver foto), quien también es una de las voces femeninas en Los Pechos Privilegiados. La obra la produce la Compañía Nacional de Teatro (nada más) y es una puesta en escena de primera, con actores del tamaño de Luisa Huertas y varios jóvenes egresados, como Leyla, de la escuela de arte dramático Argos. Conmigo fue mi hijo Jan, a quien le encantó y también la pasó muy bien. Iba a ir mi queridísima L con nosotros, pero su trabajo se lo impidió y por desgracia se quedó sin verla. Esperemos que más adelante la repongan, porque todo el mes fue con llenos completos (hoy estaban agotadas las localidades). Allá saludamos a mi hermana Myrna (madre de Leyla) y a la guapa Daniela Parra, asistente de dirección. Al final pudimos ir a la zona de camerinos y felicitar a mi querida, talentosa y preciosa sobrina. De regreso, Jan me trajo en el Tsuru y estuvo un rato en mi casa. Fue una muy buena tardenoche dominguera.

sábado, 27 de octubre de 2007

Mole de caderas*


Acabo de regresar de un viaje a la muy bella y tranquila ciudad de Tehuacán, Puebla, a donde fui invitado para dar unas charlas a estudiantes universitarios sobre periodismo y literatura (todo a causa de esta columna y de mi novela "Matar por Ángela") y esos dos días en los cuales estuve ausente del Distrito Federal y en los que no leí periódicos o vi noticiarios televisivos me desconectaron brevemente de la realidad política nacional.
No se crea que esa desconexión me llenó de angustia por no saber sobre las últimas travesuras de Chente Fox o acerca de las broncas internas en el PRD (Gerardito Fernández Noroña –fundamentalista entre los fundamentalistas y puro entre los puros- ya agarró de punching bag a Ruth Zavaleta y dicen que eso le va a costar la vocería del sol azteca). Tampoco me preocupé mucho de la suerte de Manuel Espino luego de renunciar a la reelección para mandamás del PAN y menos aún me inquieté por las oscuridades del Plan Mérida, ¡mare!
Fue más divertido olvidarme de todo, disfrutar de la compañía de mi cómplice de viaje y asistente (la sinigual P) y conocer algunos aspectos de la realidad tehuacana, como la lucha electoral por el municipio, en la que el PRI parece llevar ventaja sobre el PAN, debido a la chafez del candidato blanquiazul, un cuate llamado Sergio Gómez, quien es igualito a Mel Brooks y al que sus adversarios acusan de tener un zoológico en casa y de su desmedido amor por los animales (no comments). Hay otro candidato más que folclórico, conocido como “El Poeta”, y quien contiende por Alternativa. No tiene posibilidades de ganar, pero en los debates le hace la vida de cuadritos a los otros candidatos.
En Tehuacán, probamos el muy sabroso mole de caderas y nos contaron que hace dos años, Mario Marín acudió a la llamada Ceremonia Étnica de la Matanza (de chivos) y tuvo que bailar –como se estila- con un enorme macho cabrío que, parado, tenía la misma estatura física del góber precioso, quien no soportó el peso y rodó por los suelos. Sin duda, un caso de justicia chivera.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara Húngara" de Milenio Diario

viernes, 26 de octubre de 2007

Homenaje a Cri-Cri (con L)


Esta noche se llevó a cabo el homenaje a Cri-Cri en el Pequeño Foro del Tejedor de la librería El Péndulo, sucursal Zona Rosa. Participamos seis músicos (cinco cantautores –Jaime Ades, David Aguilar, Chico González, Nono Tarado, Yahir Durán- y yo). Fue un recital muy peculiar y un tanto accidentado. La asistencia por desgracia resultó más bien raquítica (apenas una treintena de personas que para el final del largo concierto se había reducido casi a la mitad) y no todas las canciones interpretadas fueron de Cri-Cri. En lo personal, estuve más bien mal. Tal vez mi actuación no fue desastrosa –aun cuando sí me equivoqué en algunos acordes de mi canción “Pobre de la condesa”-, pero no me sentí a gusto conmigo. Me puse nervioso. Primero pensé que era por el hecho de que hacía mil años que no cantaba solo, sin el arropamiento de un grupo (como sucede con Los Pechos Privilegiados), pero luego me di cuenta de que mi tensión se debía al escaso público. Sé que suena muy sangrón, pero he descubierto que cuando hay poca gente me tenso en demasía y cuando hay mucha me siento muy a gusto. No sé a qué se deba, pero así me sucede. En fin. Toqué “El ratón vaquero” y “La muñeca fea” en versiones blueseadas que fueron aplaudidas, no sé si porque gustaron realmente o por mera cortesía. De las personas que invité, la única que acudió fue L y se lo agradezco infinito. Su maravillosa presencia me alivianó a lo largo de las dos horas y media que duró el evento. Salimos de ahí a la una y nos fuimos a cenar al Vips de Insurgentes y Dinamarca, donde estuvimos charlando deliciosamente hasta las tres de la madrugada. L es una persona esplendorosa, encantadora y bella. Estar a su lado me provoca una enorme tranquilidad y me hace sentir muy feliz. La adoro con toda mi alma (sí, debo admitirlo: me estoy enamorando –o ya estoy enamorado- de dos mujeres al mismo tiempo). Hubiera querido quedarme con ella hasta el amanecer o más allá, pero a la mañana siguiente tan linda mujer tenía trabajo y la fui a dejar a su casa en un taxi, mismo que me depositó en la mía como a las cuatro. Me dormí con una sonrisa en el corazón, gracias a mi amadísima Ele.

jueves, 25 de octubre de 2007

Regreso de Tehuacán


P y yo nos levantamos como a las once. Al poco rato, Elidiana pasó por nosotros para llevarnos a desayunar a un restaurante en los portales del centro. Luego paseamos un poco y tomamos fotos en el bello y arbolado parque principal, con su bonito quiosco (ver foto), la catedral, el palacio municipal (que tiene unos murales muy alucinados) y algunos otros lugares de interés. Regresamos al hotel por nuestras cosas, nos tomamos otras fotos ahí -todas las fotografías del viaje estarán disponibles en mi MySpace (www.myspace.com/garciamichelhugo)- y a las dos nos despedimos de Elidiana en la estación de autobuses. Mucho tengo que agradecerle a nuestra amiga por las atenciones que tuvo con nosotros y por habernos permitido conocer Tehuacán y vivir muy buenas experiencias. El viaje de regreso resultó mucho más rápido y tranquilo que el de ida (esta vez fue directo). Se nos pasó incluso más veloz porque P y yo no paramos de charlar (como pericos) a lo largo de todo el camino. Es una delicia hablar con ella, nunca me canso y me hace reír a cada segundo. Llegamos al DF a las cinco y media. Tomamos un taxi de los llamados seguros y a las seis la dejé frente a su edificio. Aunque en unos cuantos días volveré a verla, no pude dejar de sentir cierta nostalgia al separarme de ella. Al igual que en Aguascalientes, volvió a ser una gran compañera de viaje. Yo arribé media hora después a mi casa y así llegó a su punto final este estupendo viaje por tierras tehuacanas.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Un día muy tehuacanero


Hizo un frío bastante fuerte durante la madrugada y P y yo no teníamos el control de la calefacción (que nos facilitarían hasta hoy al mediodía). Nos levantamos temprano y Elidiana nos recogió a las nueve y media. Apenas alcanzamos a comprar un café latté antes de llegar a la UNID, una universidad situada en un edificio colonial muy hermoso. La charla fue con otra cuarentena de alumnos de ambos sexos y las preguntas fueron muy parecidas a las que me hicieron los estudiantes del CEUT, sólo que aquí la participación fue aún más abierta y extrovertida. Todo muy bien, divertido y con muchas risas. Al final hubo también fotos, firmas y me entregaron un reconocimiento. Salimos cerca de la una y Elidiana nos llevó a desayunar a un centro comercial, donde P y yo nos comimos unas cemitas (que en realidad son tortas con un pan diferente). Nos acompañó una muy simpática maestra del CEUT, quien nos contó algunas anécdotas muy locas acerca de la llamada Ceremonia de la Matanza (una festividad con la cual se inaugura la temporada del famoso mole de cadera y en la cual se acostumbra que la gente baile con los chivos que habrán de ser sacrificados). Una de esas anécdotas tiene que ver con el “góber precioso”, Mario Marín. Ya la contaré. Nos dejaron un rato en el hotel para reposar y a las cuatro ya estábamos en la Universidad del Valle de Puebla para la última de las charlas. Ésta fue con tan sólo unos quince alumnos, pero resultó igualmente entretenida y participativa. P me comentaría después que le pareció la plática en la que me hicieron las mejores preguntas. Fotos, firmas y todo muy grato por parte de los estudiantes. Elidiana nos presentó a la directora de la UVP, quien nos invitó a comer. Los cuatro nos fuimos al restaurante “Casa Vieja” (que es como el de más tradición en Tehuacán), donde cominos el ya mencionado mole de cadera, una especie de mole de olla pero con carne (muy poca) y huesos (demasiados para mi gusto) de chivo. Como se supone que uno se puede salpicar la ropa, hay que ponerse una especie de babero que si bien hace que uno se vea medio ridículo, termina por resultar muy práctico (ver foto). El mole es sabroso y se disfruta, lo mismo que las tortillas hechas a mano. Salimos ya cerca de las ocho de la noche y nos despedimos de la directora. Aún nos quedaba una actividad, pero faltaba una hora y media y P y yo decidimos ir un rato al hotel. Estábamos cerca y nos fuimos caminando. Ya en el camino, a ella se le antojó una rebanada de pastel (hay decenas de locales donde venden pasteles) y fuimos a comprarlo. Nos lo cominos en el hotel, junto con un café capuchino. Yo la estaba pasando de maravilla con mi querida niña y así sería durante el resto del viaje (aunque su celular y esos mensajitos constantes…). A las diez nos encontrábamos en la cabina de una estación de la radio estatal, para participar en un programa ("Sicofonía") al que nos invitaron. El conductor (Óscar Castillo) fue muy amable y me dio trato de “gran personalidad” (lo cual agradezco sobremanera, pero cuando sucede no deja de incomodarme un poco). Hablamos de los motivos de mi presencia en la ciudad, de “La Mosca”, etcétera. En cierto momento, le preguntó a “la señorita P” (así le dijo, lo cual significa que ha leído este blog) qué se sentía estar y trabajar al lado mío. La respuesta de P fue maravillosa. La verdad es que todo lo que dijo de mí me resultó inesperado y me conmovió profundamente. La adoro, caray. Incluso pedí una copia del programa para tener esas preciosas palabras conmigo. Todavía al final de la emisión, P se aventó la puntada de balconear -¡al aire!- al conductor, porque (según habíamos sabido antes) él desconocía mi nombre en un principio. El buen Óscar se puso de mil colores y se quedó atónito. Es el tipo de cosas que de pronto hace la chamaca, siempre incontrolablemente espontánea. Fue un programa muy divertido y salimos de ahí a las once. Elidiana nos dejó en el hotel y P y yo nos la pasamos en el insomnio por una razón que no contaré, pero que nos tuvo hasta casi las cuatro de la mañana frente a la tele (pocas cosas tan jocosas como ver programas televisivos acompañado por los chistosísimos y políticamente más que incorrectos comentarios de P) y luego hasta cerca de las seis hablando como periquitos (este es un chiste privado entre ella y yo) de mil cosas, cuyo contenido me guardo. Es una chava increíble (en muchísimos sentidos).

martes, 23 de octubre de 2007

En Tehuacán


A las once de la mañana arribé a la TAPO y a las once y cuarto llegó P (toda apresurada y linda). Apenas quince minutos después, abordamos el autobús con rumbo a la hermana república de Tehuacán, en el estado de Puebla. Salir del DF nos llevó cerca de una hora, debido a las obras del distribuidor vial que están construyendo en la calzada Ignacio Zaragoza (el camión nos dio un lentísimo tour por diversas colonias típicas de Iztapalapa e Iztacalco). Eso y luego una inesperada escala en el pueblo de Tecamachalco, ya en Puebla, fueron factores que hicieron que el periplo durara casi una hora y media más de lo normal. Así pues, llegamos a Tehuacán cerca de las cuatro y media. Nos recibió Elidiana Sánchez, la joven y amable profesora que me invitó a dar las pláticas, quien ya estaba muy preocupada por nuestra tardanza. Apenas hubo tiempo para ir a dejar las cosas al céntrico hotel “México”, donde nos hospedaríamos, y a las cinco en punto estábamos ya en el CEUT, primer centro universitario tehuacano donde me reuniría con los estudiantes. Fue una charla realmente buena. La mayoría de los cuarenta alumnas y alumnos que ahí estaban ya había leído mi novela “Matar por Ángela” y eso hizo que se diera un intercambio de preguntas y respuestas muy divertido y aleccionador, no sólo sobre la novela sino sobre “La Mosca”, mi columna en “Milenio”, Los Pechos Privilegiados y mi vida privada. Al final, me tomé fotos con todos y cada uno (una de esas fotos –tomada por P- ilustra esta reseña de martes) y firmé muchas copias de mi libro. Elidiana nos llevó a comer enchiladas al restaurante "Casa Vieja" y como a las ocho nos dejó en el hotel. P y yo descansamos un poco en la habitación y luego salimos a caminar por el muy limpio y bonito centro de la ciudad. Compramos un ponche (de raro sabor) y regresamos a ver la tele, platicar y demás. Un día cansado. Sin embargo, estar con P, tenerla tan cerca y sin interferencias (salvo su omnipresente celular), es cosa suficiente para tener una sonrisa dibujada en el rostro y en el alma.

lunes, 22 de octubre de 2007

Víspera tehuacana


No lo había comentado en este espacio, pero mañana martes parto rumbo a Tehuacán, Puebla, ciudad en la cual estaré por vez primera en mi vida y a donde la joven profesora Elidiana Sánchez me ha invitado para dar tres charlas a sus alumnos, de nivel universitario, sobre mi novela “Matar por Ángela” y mis actividades escriturales y periodísticas (es decir, “Milenio” y “La Mosca”). Platicaremos –espero- un poco también sobre mi labor como músico con Los Pechos Privilegiados. Van a ser tres encuentros con los estudiantes (uno el martes y dos el miércoles). Regresamos el jueves. Digo regresamos, porque conmigo va P (ya podrán imaginar cómo me siento al respecto: tengo una sonrisa de cocodrilo).

domingo, 21 de octubre de 2007

Fiestecita intempestiva


Ayer sábado había quedado con P de ir a comer al centro de Tlalpan, mi pueblo natal, pero andaba un poco indispuesta y me pidió que lo pospusiéramos… y pos lo pospusimos para mejor ocasión (así que pos ya no la vi, snif). También había quedado de ver a L por la noche, para ir a una fiesta de una amiga suya. Por fortuna, ella no me canceló y pudimos salir juntos, aunque los planes variaron un poco. Verónica Maza me había llamado por la tarde para avisarme de una reunión que intempestivamente había organizado en su casa con el núcleo de amigos al que llamamos “la famiglia”. Imperdonable no ir. L aceptó que fuéramos y así lo hicimos. Nos vimos en mi casa a las nueve y media (debo decir que se veía hermosa) y de aquí nos llevó un taxi al depto de Vero en la Colonia del Valle. Fue una fiesta tranquila pero muy divertida. En petit comité: Vero y Jachen (los anfitriones), Fernando (Rivera) y Claudia (Sánchez), Elena Santibáñez, Moni, Martín (Durán) y Brenda, Toño Ledezma (“Nostragamus”) y su Lupita, L y yo. Charla buenísima, música igual, vino tinto, cerveza y de comer suchis diversos y botanas. Yo le había prometido a L ir a la fiesta de su amiga y cerca de la una de la madrugada optamos por lanzarnos para allá. Nos despedimos con la promesa de volver si la otra reunión estaba aburrida o a punto de terminar. Un taxi nos trasladó a una casa en San Pedro de los Pinos. No duramos ahí más de diez minutos. La propia L me propuso que mejor nos regresáramos a donde Vero y así lo hicimos. Retornamos y todos se sorprendieron de vernos tan pronto. Lo mejor es que sobrevino la parte más divertida del guateque (gracias al vino rojo). Muchas risas y desmadre tranquilo. Salimos de ahí hasta casi las cuatro. Un nuevo taxi me llevó a dejar a L a la Roma y luego me trajo a mi casa. Una noche espléndida, con amigos espléndidos (y L cada vez más espléndida).

sábado, 20 de octubre de 2007

¿Y si nadie pelara a Fox?

También nosotros tenemos la culpa. El hombre nos pone la trampa y todos caemos redonditos. O sea que tonto, lo que se llama tonto. no es. Incluso hay quienes lo siguen llamando presidente, como si el tipo continuara despachando en Los Pinos.
Desconozco quién o quienes son sus asesores, pero algo tienen de genio publicitario. Sólo a una mente brillante pudo ocurrírsele el reportaje sobre el rancho San Cristobal en la revista "Quién" (cierto, muchos dijimos que fue una estupidez; yo me retracto: hoy hoy hoy creo que fue un golpe maestro). Eso para no hablar de la actual gira promocional de su libro "The Revolution of Hope" por los Estados Unidos y demás países que lo permitan. Ese su andar -tosco, burdo, grosero- de entrevista televisiva a entrevista televisiva no tiene antecedentes. Digo, ¿cómo le hace uno para lograr presentarse lo mismo con Larry King que con Bill O’Reilly o con Jon Stewart? Eso cuesta muchísimo dinero, pero también muchísima habilidad negociadora.
Roberto Madrazo cometió una trampilla en el maratón de Berlín y fue noticia jocosa durante algunos días, pero nada más. En cambio, Vicente Fox comete burrada tras burrada y es noticia todos los días. Los asesores de Andrés Manuel deberían estudiar el caso y cambiar sus tácticas propagandísticas, porque el presi "legítimo" anda casi desaparecido de los medios, mientras su gran enemigo Fox continúa tan campante como escandaloso y con un rating bárbaro.
No parece haber manera de detener al huracanado señor de las tepocatas. No mientras todos sigamos haciéndole el juego. El único antídoto capaz de vencerlo sería el de la ignorancia olímpica, el que nadie lo pelara en sus desplantes altaneros. Esa sería su kriptonita: la falta de atención mediática. Pero, ¿quién se atrevería a dar el primer paso cuando el personaje vende y vende muy bien?
Nos quedan muchos años de Vicente Fox. Más vale que nos vayamos acostumbrando… y que nos vayamos resignando.

viernes, 19 de octubre de 2007

La vida en rosa de Manuel Ávila Camacho

Un día, hará tres o cuatro años, Fernando Rivera Calderón me llamó por teléfono para decirme que un amigo suyo lo había invitado a una comida y le había pedido que me llevara a la misma, porque era fiel lector de La Mosca en la Pared y quería conocerme. El amigo de marras era Manuel Ávila Camacho, a quien yo sólo conocía de nombre y como un personaje ligado de una y muchas maneras a los mundos de la política mexicana, la cultura, la farándula y el jet set nacional e internacional. La cita era en La Bodega, en la colonia Condesa, y ahí llegué junto con Fernando. Me presentó a Manuel y éste nos hizo sentar ante una larga mesa, llena de comensales. No había una sola representante del sexo femenino y tuve la impresión de que Rivera Calderón y yo éramos los dos únicos heterosexuales. La comida se prolongó hasta la noche y resultó muy agradable, sobre todo porque Ávila Camacho –un hombre bajito, de aspecto frágil y delicado- se portó como un magnífico anfitrión y un muy divertido y ameno conversador, un fábricante de anécdotas en las cuales aparecían nombres que iban de Jim Morrison a María Félix y de Severo Sarduy a Lorena Velázquez.
  Uno o dos años después, hubo una nueva invitación –otra vez por intermediación de Fernando- a una nueva comilona, esta vez en una cantina de la avenida Coyoacán, en la colonia Del Valle. Era el cumpleaños de Manuel y había más gente que la vez anterior, pero otra vez no había mujeres (bueno, estaba la actriz-actor Libertad) y me pareció notar -de nueva cuenta- que los únicos heterosexuales éramos el buen Fer y yo, además del indescriptible Pancho Cachondo. Todo estuvo muy divertido. Cominos y bebimos sin medida y al final quedé con Manuel de que alguna vez tendría que entrevistarlo para La Mosca sobre todo aquello en lo que él había tenido que ver con el rock, en especial cuando escandalizó a la mocha e hipócrita sociedad mexicana de fines de los sesenta, al traer a Acapulco la rock ópera Hair, y cuando llevó al mismísimo Jim Morrison a la casa presidencial de Los Pinos, en los tiempos en que el primer mandatario de la nación era nada menos que el ominoso Gustavo Díaz Ordaz. Según Manuel, junto con el hijo rocanrolero del ex presidente armaron un fiestón en el cual circuló toda clase de estupefacientes y en el que el Rey Lagarto era el invitado de honor, hasta que el propio Díaz Ordaz bajó en bata para acabar con el reventón.
  Varias veces hablé con Ávila Camacho por teléfono, pero nunca lo volví a ver. De hecho, quedó en enviarme a una persona para que recogiera un paquete de ejemplares atrasados de La Mosca que le ofrecí, pero jamás lo mandó. Lo de la entrevista estaba en el aire y lo seguía estando sin que alguno de los dos se apresurara por llevarla a cabo. Como que nunca me imaginé que pudiera irse como se fue, tan repentinamente, el miércoles pasado. De hecho, me enteré de su muerte hasta hoy viernes, al ver una nota en la sección de espectáculos de Milenio Diario. Me dejó helado. Yo no era tan amigo suyo como para que me hubieran avisado de su funeral; pero sé que Fernando sí acudió al mismo y se asomó a la caja para cerciorarse de que el difunto era Manuel y no un muñeco. Bien pudiera tratarse de una broma macabra del sarcástico personaje para burlarse de sus amigos y enemigos.
  Una de las mayores ironías de todo esto es que desde hace casi ocho años yo vivo en una calle que lleva el nombre del padre de Manuel, es decir, en Maximino Ávila Camacho, un personaje a quien la historia oficial le ha cargado el sambenito de siniestro y asesino, aunque Manuel siempre lo defendió a capa y espada. Incluso, aseguraba que su padre había sido un hombre bueno y generoso y que dado el poder que tenía, muy posiblemente hubiera sido el sucesor en Los Pinos de su hermano, el presidente Manuel Ávila Camacho, pero que éste lo habría mandado envenenar para favorecer a Miguel Alemán Valdés. Eso contaba el también cineasta, quien conocía al dedillo las historias de todas las primeras damas mexicanas del siglo veinte, algunas de las cuales le parecían admirables, mientras que otras le resultaban abominables.
  Políticamente incorrectísimo, Manuel era admirador del régimen priista y defendía con sólidos argumentos no sólo a su padre –personaje villanesco, por cierto, en la novela Arráncame la vida de Ángeles Mastreta-, sino también a Díaz Ordaz, a Luis Echeverría y a sus queridísimas Sasha Montenegro e Irma Serrano, "La Tigresa".
  Nunca negó su bisexualidad e incluso hablaba de las bondades de la misma y de sus amoríos europeos con gente de la nobleza como Humberto I, ex rey de Italia, y con el mismísimo director de cine Pier Paolo Pasolini.
  Trato de recordar la última vez que hablé con él por teléfono. Fue a principios de este año y me recomendó a un amigo o protegido suyo, cuyo nombre no recuerdo, quien había grabado un disco. “A ver si le puedes echar una mano en La Mosca", me dijo. Le contesté que sí, pero el disco nunca llegó a mis manos.
  Ahora Manuel está al lado de Maximino y de muchos de sus queridos y entrañables muertos (a escasos días del 2 de noviembre). No debió irse tan pronto, pero queda el consuelo de que no será testigo de la “catástrofe” que él mismo vaticinó para el país, después de lo que consideraba como “la traición”: de Ernesto Zedillo” que trajo la derrota del PRI y el fin de sus gobiernos.
  No puedo imaginar que Manuel Ávila Camacho descanse en paz. Era demasiado hiperactivo.

jueves, 18 de octubre de 2007

¿Por qué P?


Escuché a P en su programa de radio y nos encontramos menos de una hora más tarde, allá por los rumbos de Reforma e Insurgentes. Fuimos a tomar un café y a platicar y todo estuvo más que bien. Después nos movimos a otro lado, pero de eso y de lo que allí pasamos y con quiénes nos encontramos ya lo contaré en otra ocasión (todo muy bien, por cierto). El hecho es que nos vimos otra vez hoy jueves y eso me hace muy feliz. Así que a mis amigas que me han dicho que no quieren que salga lastimado de mi relación amistosa con P o que incluso les preocupa que ella pueda resultar –así sea de manera involuntaria- algo negativo para mí o que me dicen que por favor no me clave y siga con mi teoría y práctica de las amigas-amantes, les agradezco de todo corazón su cariño y su sincera preocupación por la salud de mi ánimo, mas les puedo decir que me encuentro bien; que disfruto mucho estar con P, pero que estoy más que consciente de dónde estoy parado. Sé que soy muy vulnerable cuando me enamoro, pero aunque no lo parezca, mi situación sentimental no es ni por asomo como era con M hace apenas un año. Adoro a P como también adoro a L, a la propia M y a otras amigas. No estoy cerrado a posibilidad alguna, aunque eso incluye a P, por supuesto. ¿Qué es lo que hace que ella me atraiga tanto? No lo sé de cierto. Sólo puedo decir que estar a su lado me pone muy feliz y contento. ¿No es razón suficiente?
(Por cierto, la de la foto es P en los vericuetos del edificio donde habito)

miércoles, 17 de octubre de 2007

¿La Mosca por radio internet?


P me acompañó por la tardecita a las instalaciones de enturadio.com (N2R), en el World Trade Center, para hablar con Gerardo Viveros (gerente de producción) y Emilio Rueda (conductor y amigo mío) sobre la posibilidad de hacer un programa de La Mosca (uno de mis más caros y antiguos anhelos) en radio, en este caso por la red. La charla resultó muy buena, la propuesta estupenda y es prácticamente un hecho que el proyecto se concrete. Incluso podríamos iniciar en quince o veinte días. Una vez que esté todo por completo amarrado, por supuesto que les avisaré por este medio sobre horarios y demás. Muy contentos, P y yo salimos del antiguo Hotel de México y nos fuimos a comer a uno de nuestros lugares ya favoritos: La Buena Tierra, sucursal Del Valle. Todo delicioso, como siempre, incluida la compañía de P, por supuesto. El postre al final, ese increíble pastel de queso y plátano que compartimos desde una misma cucharita, fue apoteósico. Regresamos un rato a mi casa y se fue pasadas las cinco, para tratar de evitar a las multitudes en el metrobús. P me había dicho el lunes pasado que nos veríamos hoy miércoles… y así fue.

martes, 16 de octubre de 2007

Programa piloto


Fernando (Rivera Calderón) me invitó a participar en uno de los programas piloto que está grabando, en preparación para lo que será su late show “Ritual de lo habitual” (título provisional) que se transmitirá todas las noches por W Radio, a partir de noviembre. La cita fue a la una de la tarde en las instalaciones de Radiópolis, en Calzada de Tlalpan 3000. Nunca había entrado al lugar, enorme y de primer mundo. Cuando llegué, acababan de empezar a grabar. Ya estaba ahí Fernando, junto con Laura Vázquez (la Doctora Jones) y el productor, un colombiano muy amable de nombre Mauricio. Fue todo muy divertido. No entraré en detalles de las diversas secciones del programa para no venderlo, pero va a representar una buena, inteligente y divertida manera de pasar las noches (de nueve y media a doce), de lunes a viernes. Terminamos a las tres y media y Laura Vázquez me dio un aventón de regreso. Me contó sobre la gira europea con Julieta Venegas (Laura fue la tecladista) y la extraordinaria convocatoria que la tijuanense tiene en aquellos lares. Me dio gusto platicar con ella, con Laura. Fue una buena tardecita

lunes, 15 de octubre de 2007

Sourire (Al fin otro lunes con P)


Lunes, lo que se llama lunes, no pasaba uno con P desde el pasado 3 de septiembre. Demasiado tiempo, dirían los clásicos. Digo, sí nos habíamos visto varias veces desde entonces (no las suficientes para mí, claro), pero en lunes, lo que se llama lunes, teníamos ya cuarenta y dos días de no vernos. Lo bueno es que todo se compensó, no sólo por la presencia maravillosa de esta adorada niña cuyo nombre inicia con la letra número diecinueve del alfabeto, sino por su actitud espléndida, como la de antes, cuando nos conocimos. Fuimos a comer al Vips que está a dos cuadras de mi casa (P tenía antojo de la sopa de tortilla de ese lugar) y platicamos a nuestras anchas durante largo rato. Sorpresivamente para mí, me propuso vernos este miércoles y luego el sábado (aparte de que ya habíamos quedado en vernos el jueves en la nochecita). ¿Será verdad tanta belleza? Esta misma semana lo iré sabiendo. Todavía estuvimos un buen rato en mi depto, hasta que dieron las seis y tuvo que irse. Como de costumbre, la acompañé a tomar el metrobús y la vi partir, ¿hasta pasado mañana?

domingo, 14 de octubre de 2007

Las batallas en el domingo

Debo el descubrimiento de este singular grupo a mi amiga Maris, muy inteligente y muy bella mexicana avecindada por ahora en el Canadá. Battles se llama la banda, "Atlas" es el tema. Ojalá les guste.

sábado, 13 de octubre de 2007

Fox a madrazos


Decía el sabio filósofo deportivo Adolfo Díaz, el pasado jueves, en su “Rincón de Rufo” de "La Afición", que a partir de ahora, luego del osazo que hizo Roberto Madrazo Pintado en el maratón de Berlín, cada vez que un deportista gane alguna competencia con trampas y malas artes, se dirá que la ganó de madrazo. Yo diría que esto es aplicable no sólo en las lides deportivas, sino en todos los órdenes de la vida. Ahí está Vicente Fox como prueba viviente. El guanajuatense quiere seguir ganando de todas todas y trata de hacerlo de madrazo y a madrazos, así sean mediáticos.
Don Chente no se resigna a ser ex presidente, eso está claro. Lo paradójico del caso, sin embargo, es que al hombre de las botas y las tepocatas jamás le gustó ejercer la primera magistratura y ahora hasta la extraña. El poder es canijo, no cabe duda. Embelesa e intoxica, más aún cuando se tiene al lado a una mujer ambiciosa, quien durante su empoderamiento (qué pinche palabrita tan fea) sí que disfrutaba de su posición como mitad indisoluble de lo que se dio por llamar la pareja presidencial. Por eso el absurdo y francamente idiota reportaje en la revista "Quién", por eso la gira estadounidense de promoción del libro autobiográfico "La revolución de la esperanza"*, por eso el protagonismo a ultranza de los Fox Sahagún. No se resignan a su actual posición: siguen enloquecidamente empoderados.
Cuando todos pensábamos que Carlos Salinas de Gortari era el ex presidente más protagónico, resulta que llegó Vicente y se lo vicenteó. Hoy, el buen Charlie –quien da conferencias y hasta renunció a su pensión vitalicia- se mira incluso tímido y discreto. En cambio, su tosco y aparatoso colega, cual chivo en cristalería, va que vuela para convertirse en el nuevo villano de México.

*Nadie ha dicho, por cierto, que "La revolución de la esperanza" es el nombre de un extraordinario libro de Erich Fromm, editado en México por el Fondo de Cultura Económica. Primera pregunta: ¿se vale birlarse el título? Segunda pregunta: ¿sabrá Vicente Fox quién es Erich Fromm?

viernes, 12 de octubre de 2007

Muchos días de estos (I feel good)


LA TARDE
La cita era a las tres, en “El Califa” de la avenida Alfonso Reyes, en la Condesa. Llegué con inglesa puntualidad y ella aún no estaba ahí. Me dispuse a esperarla. Los minutos comenzaron a transcurrir uno a uno con asoleada lentitud. Sé que en México ser puntual es un defecto, pero es un defecto que no me he querido quitar. De hecho, en las citas prefiero ser quien llega primero y casi siempre sucede así. Como esta tarde. Las tres y cuarto. Sólo tengo dos amigas que son estrictamente puntuales: Isadora Hastings y Paula Watson. Curioso, pero ambas llevan sangre bnitánica en sus venas. Las tres y media. M, por ejemplo, es bastante impuntual. Cuando me dice: “Estoy contigo en diez minutos”, sé que mínimo tardará media hora o hasta una hora. En 2004, en la mismísima ciudad de Londres, la cuna de la puntualidad, me dejó esperar dos horas en la entrada de la National Gallery. Me citó a la una y llegó a las tres. Arribar a tiempo fue algo que no abrevó de los ingleses. Lo cual no obsta para que siga siendo una mujer adorable y muy amada por mí. Las tres cuarenta. Pienso que ya no llegará. Posiblemente se acostó para tomar una siesta al salir de clases y se quedó dormida. Considero la posibilidad de tomar un taxi y regresar a mi casa. Se aproxima uno. Es pirata y me abstengo de hacerle la parada. ¿Qué hacer? Doy un nuevo vistazo a la entrada del comedero. Nada. Hay mucha gente, pero ella no está ahí (she's not there, como decían los Zombies). Las tres con cuarenta y cinco minutos. Muy bien. Me aguantaré hasta las cuatro y si no, me iré. Pasan cinco minutos: las tres con cincuenta y P aparece con expresión preocupada. “Ay, qué pena. Creí que ya te habrías ido. Había muchísimo tránsito. El taxi se metió por otras calles y nos perdimos”. No importa, nada importa. Ella está aquí y eso me hace sonreír y sentir contento. Decidimos sentarnos en una mesa de las que están afuera del restaurante. Es la P de siempre, la que conozco desde enero pasado: afectuosa, simpática, fresca, espontánea. No la he perdido. Sigue aquí. Cercana. Con su apetito voraz. Me habla de ella y me hace la preguntita encantadora que siempre me ha seducido: “¿Y qué más me cuentas?”. En algún momento de la charla me confirma la buena noticia que me proporcionó el jueves pasado. Luego le hago una propuesta que llevo algunos días madurando y que tiene que ver con cosas de trabajo y acepta gustosa. Sugiere no pedir postre e ir por un helado a la nevería “Roxy”. Caminamos por Alfonso Reyes hasta Tamaulipas. Ella lo pide de mandarina, yo de ciruela pasa. Me da una probadita con su cuchara. Yo hago lo propio con la mía. Caminamos lenta y despreocupadamente hasta Michoacán y la zona de restaurantes (donde la Condesa cambia su nombre a Fondesa). De ahí viramos al poniente y luego regresamos sobre nuestros pasos, rumbo al oriente, hasta llegar al Parque México. Nos sentamos a charlar en una banca. Le doy unas cosas que le llevaba (unas revistas, un disco, un cassette). Se pone feliz. Son casi las seis. La acompaño hasta la avenida Nuevo León, donde nos despedimos cuando aborda un taxi rumbo al centro-norte de la ciudad. Yo camino un poco sobre la propia avenida, pero con rumbo al sur y al final tomó también un taxi que me trae a la casa. Una tarde completamente dichosa.


LA NOCHE
La cita era a las nueve, en la estación Insurgentes del metro. Llegué vía metrobús a las nueve y cinco y ella ya estaba ahí, a mi espera. Se veía guapísima, mi querida L. Acababa de llegar también. Una gran sonrisa iluminó su rostro. Caminamos por todo Insurgentes hacia el sur, hasta Colima, donde dimos vuelta a la derecha para internarnos en la colonia Roma. Avanzamos varias cuadras solitarias. Cruzamos entre otras Oaxaca, Durango, Salamanca. Por fin dimos con el 378 de la calle Colima, una vieja casona sede del “Hilvana”, el antro donde tocaría Vía Mushgó, el proyecto musical de mi amiga tijuanense Iaia, a quien conocí cuando comandaba al legendario Nona Delichas, a fines de los noventa. Ella misma me había invitado a verla y yo invité a L. Eran casi las nueve y media y el lugar se veía muy solo aún. Decidimos ir a cenar a un “Vips” cercano, sobre Salamanca. La cena se alargó entre que L me contaba lo suyo y yo le contaba lo mío. Mutuos consejos (qué buenos somos todos para aconsejar a los demás y qué malos para practicar los consejos que nos dan). El principal que este noche me dio L: “No te claves con una sola chava”. Sí, sí, yo sé que tiene razón. El tiempo se nos fue y volvimos al “Hilvana” cerca de las once. Por suerte la música aún no había empezado. Al entrar saludamos a Maclovio Andaluz, quien dirige el lugar, el cual en realidad más que un antro típico es un sitio que busca combinar las características de un bar con las bondades de un centro cultural multidisciplinario. Es un proyecto muy interesante y al parecer va teniendo éxito. Subimos unas escaleras y nos topamos con mi amiga, la joven artísta plástica Alina Poulain, cuya estupenda y colorida obra está expuesta en el lugar (dos de sus imágenes engalanan a esta entrada). Me gusta mucho su trabajo y a L le gustó también. Casi en seguida empezó a tocar Vía Mushgó, con su estilo dream pop y la voz casi infantil de Iaia. El lugar es pequeño, alberga a unas cincuenta o sesenta personas cómodamente instaladas, aunque más lleno calculo que permite que entren unas cien. Público veinteañero en su mayoría. Terminó el dueto de Tijuana y los aplausos fueron cálidos. Alguien se acercó entonces a saludarme. Era Perico, el famoso “Payaso Loco” y baterista de La Perra. Hacía mucho que no lo veía. Hablamos un poco y fuimos al camerino para saludar a Iaia y a su hermano, el guitarrista de Vía Mushgó. Ella nos comentó que piensan seguir un buen tiempo en el DF, así que seguramente nos estaremos viendo seguido. Comenzó a tocar otro dueto, pero éste conformado por dos ejecutante de stick (uno de ellos Mauricio Sotelo, de Cabezas de Cera), ese peculiar instrumento de cuerdas que se toca como teclado y que da un sonido tan particular. Fue una presentación muy alucinante. Luego subió un muy buen grupo de jazz (Proyecto Raupe, cuyo saxofonista también toca en Cabezas de Cera), pero eran las doce y media y debíamos irnos, pues L tenía que estar en su depto a esas horas. Nos despedimos de algunas personas (qué pequeño es el mundo, siempre me encuentro a gente conocida), entre ellas mi ex cuñada Sherezada, quien nos presentó a una de las integrantes del grupo femenino de rock pop Masfaldas. Tomamos un taxi, dejé a L en su casa actual, en la misma colonia Roma (oye, L, eres un amor y te quiero un chingo), y llegué aquí pasada la una de la madrugada. Gran tarde, gran noche, gran día. Creo que me dormí con una sonrisota.

jueves, 11 de octubre de 2007

Corazón de veleta


Como que a mi edad ya debería ser menos variable en mis estados de ánimo. Puedo ir de la alegría a la tristreza y viceversa con una facilidad pasmosa. Peor aún: esos cambios emocionales dependen más de lo que hagan o digan otras personas que de mi propia voluntad. Sobre todo cuando son personas que me importan. Sobre todo cuando es la persona que más me importa. Me pasó hace doce años con Y. Me sucedía todavía hace un año con M. Me acontece actualmente con P. La semana pasada andaba yo muy bajoneado (válgaseme el neologismo). Estos días ya estuve más tranquilo. Sin embargo, bastó con que P me diera esta noche una buena noticia (muy buena, en realidad) para que la luz inundara mi entorno y mi corazón de veleta sonriera como enajenado. Me sentí dichosamente lanzado hacia el cielo, como el hombrecito que arrojan al aire las cuatro jóvenes en el cuadro de Goya que ilustra esta reflexión. No debería ser así, lo sé. Pero hoy fui muy feliz.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Homenaje a Cri-Cri


De una vez les voy avisando, amigas y amigos lectores de este humilde blog. El viernes 26 de octubre habrá un homenaje a Cri-Cri en el Pequeño Foro del Tejedor de la cafebrería El Péndulo, en la Zona Rosa. Entre los seis solistas participantes estará quien esto escribe. La idea es que cada uno interprete dos canciones de Francisco Gabilondo Soler y una composición propia. Yo voy a cantar "El ratón vaquero" y "La muñeca fea" en un arreglo más o menos bluesero que les hice. El tema propio se llama "Pobre de la condesa" (nada que ver con la colonia así llamada) y es una tonadita infantil que escribí cuando tenía diecisiete años de edad (¡en 1972!) y en la que se narra un cuento un tanto cuanto tortuoso y sanguinario. Ojalá puedan ir. Aquí les incluyo el cartel alusivo (denle un clic para que se amplíe y lo lean).

martes, 9 de octubre de 2007

Una nueva canción (es un blues)


AL FINAL

Mis amigas me lo dicen: “No vuelvas a lo mismo,
no repitas los esquemas, no caigas en el abismo”.
Mis amigas me lo dicen y yo no les presto oídos.
Soy un necio sin remedio y siempre me repito.
Me enamoro de quien no debo y luego lloro como un niño.
Por eso cada vez termino peor que un desvalido.

Tú me gustas más que nadie, yo te quiero para mí.
El imbécil con quien andas no te puede hacer feliz.
Para qué perder más tiempo, si al final tú lo verás:
que ese galancete tuyo es un perfecto patán.
No lo comprendo, nunca lo voy a comprender.
Por qué a pesar de los pesares, tú prefieres estar con él.

Mis amigas me lo dicen: “Ella no te conviene,
está jugando contigo, tan sólo se entretiene”.
Mis amigas me lo dicen pues saben lo que viene:
Que al final, al final (al final, al final)
Al final, al final (al final, al final)
Al final, al final (al final, al final)
Al final, al final (al final, al final)
Al final, al final, con el patán te vas a quedar.

lunes, 8 de octubre de 2007

Ocho mil visitas y tres instantes

Hoy llegué a las ocho mil visitas en mi blog, cuando estoy a punto de cumplir los cuatro meses de haberlo empezado (los cumplo el próximo viernes 12). Para celebrar, incluyo tres fotos felices que saqué de un rollo que fui a revelar hoy. Gracias a quienes me leen, de verdad.


En "El Vicio" el jueves pasado.

En mi casa, el 26 de septiembre.

En "El Péndulo", el 29 de septiembre.

domingo, 7 de octubre de 2007

De Hugo Chávez a la Reina del Pacífico


Una de las señales más claras de la decadencia de la izquierda mexicana se encuentra en los héroes a quienes sus huestes veneran. Si antes la figura inspiradora, el icono romántico por excelencia, era el Che Guevara, con toda su aura mítica y su fuerte personalidad seductora, ahora los izquierdosos nacionales buscan la luz en un personaje tan burdo, tan rupestre y anticlimático como el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, esa extraña combinación entre Fidel Castro, Tirano Banderas, El Charro Avitia y Polo Polo.
Perredistas, petistas y demás (incluidos varios priistas y hasta uno que otro panista) admiran a esa mala imitación de Donkey Kong y hasta se les hace genial que cante y que haya grabado un álbum con canciones rancheras mexicanas. Ya nada más falta que el PRD financie la salida del disco en nuestro país o que "La Jornada" lo regale a sus suscriptores.
Digo, si quieren admirar a alguien qué tal La Reina del Pacífico. Lo que sea de cada quién, qué prestancia la de esa mujer, qué garbo y personalidad. Yo no sé si su aprensión fue para levantar una distractora cortina de humo. Tampoco sé si la dama lava dinero de la droga o lava ropa (ella dice que se dedica a las labores del hogar), pero Sandra Ávila Beltrán rompe con el estereotipo de los narcos y eleva su imagen pública (por principio de cuentas, la doñita no vivía en Mocorito, vivía en Polanco). A partir de ahora, entre nuestros maffiosi tendrá que imponerse la moda metrosexual. No más sombreros vaqueros o cadenas de oro, no más botas o cinturonazos con hebilla de plata, no más música grupera. Lo chic tendrá que imperar en la moda otoño-invierno de los capos. Viajes a París, Madrid y Berlín, visitas a los modistos de Milán (dije Milán, no las tiendas Milano), conciertos en Londres y Nueva York.
La Reina del Pacífico ha marcado la nueva pauta. Congratulations.

sábado, 6 de octubre de 2007

Del Péndulo al Hooka


Anoche, cerca de las ocho, L vino a mi casa. Tan linda como siempre. Nos tomamos un café, platicamos y a las nueve, a bordo de un taxi, nos lanzamos hacia la colonia Juárez, al concierto de Monocordio, en el mismo Péndulo donde el sábado pasado actuamos Los Pechos Privilegiados. Sala repleta y un gran concierto de casi dos horas. Fernando y compañía tocan cada vez mejor (mención especial para Laura Vázquez en teclados, acordeón y voces) y ya merece presentarse en algún auditorio grande. Estoy convencido. Por allá saludé a los integrantes del grupo (Fer, Laura, Martín, Adrián), así como a Claudia, Verónica, Eduardo Limón, Esteban, Sarah y varias personas mas. Al terminar la tocada, pasaban de las doce y L aceptó ir conmigo al Hooka (creo que así se escribe), un antro de la Condesa donde esa noche se presentaba mi hijo Alain como DJ. Alain, el mayor de mis dos figlios, lleva más de cuatro años en esa actividad y nunca lo había ido a ver (como tampoco he ido a ver a Jan, el menor, y quien también se presenta como DJ en algunos sitios). No niego que me sentí un poco raro en el lugar (demasiado condechi y demasiado lleno de gente treinta años menor que yo), pero al mirar lo contentos que se pusieron mis dos chavales al verme llegar (Alain y Jan estaban ahí, con varios amigos suyos, entre ellos las lindísimas Zazil y Hallet, esta última mi actual nuera), me sentí muy feliz de haber ido y de que L me acompañara. Comprobé que Alain (en la foto) es muy buen DJ (la gente estaba realmente prendida con la música y los ritmos que salían de la consola) y supe por qué lleva tantos años como uno de los titulares en El Continental de la Zona Rosa. Dijimos salud con unas Guiness (carísimas) y salimos a las dos y media de la mañana. Todavía fuimos Zazil, Hallet, Alain, Jan, un amigo suyo, L y yo a cenar unas ricas tortas a la calle de Sonora. Todo muy divertido. Adoro a mis hijos. (Gracias, queridísima L, por compartir esas horas a mi lado).

viernes, 5 de octubre de 2007

Una junta trascendente


Un buen día. Poco antes de las tres, me encontré con P afuerita del Sanborns que está junto a la estación División del Norte del metro. Arribó hermosa y sensual, con una blusita que dejaba ver su redondo y apiñonado hombro izquierdo. Caminamos hacia editorial Toukán, donde hubo una importante junta, tan importante que tiene que ver con el futuro mismo de La Mosca. Por fortuna, a pesar de algunos ajustes necesarios e inevitables, la revista se encamina a su cumpleaños número catorce. De ahí nos fuimos a comer, P y yo, al Café Sanborns de División y Eje 6. Todo resultó muy agradable. Salimos del restaurante a las seis y pico y nos despedimos. Hubiera querido alargar el momento, pero ella tenía cosas que hacer… y yo también. Ni hablar. Quedamos en vernos el lunes. Así sea.
Por cierto que hoy salió La Mosca de octubre (No. 120), dedicada al Verano del amor y el año 1967. La portada que aquí se ve no es exactamente la que está a la venta, pues varían algunos colores. Espero comentarios del número una vez que lo lean,

jueves, 4 de octubre de 2007

La luz por una rendija


La tormenta comienza a amainar. Al menos eso parece. Las nubes negras tienden a alejarse y un ligero pero al fin y al cabo luminoso rayo de sol asoma entre la espesa grisura. Noche de cabaret en El Vicio. “Cuando el cajero nos alcance” la obra, con Marisol Gasé y mi hermano Fernando Rivera Calderón. Llego a las nueve de la noche al lugar. P quedó de llegar a las nueve y cuarto. Espero afuera y aparece Fernando. Charlamos un rato. Vienen buenas cosas para él y me alegra escucharlo. Se acerca a saludarlo una pareja y me los presenta. Lourdes y Óscar. Finalmente el Fer se va al camerino para prepararse y yo me quedó con las dos personas. ¿Te acuerdas de mí?”, me pregunta ella. Le digo que francamente no la reconozco. “Soy Lourdes Gómez, nos conocimos en Ocesa hace muchos años”. Claro que la recuerdo. De inmediato. Era la jefa de prensa de esa empresa. Ahora ella y Óscar (Dávalos, su esposo) tienen su propia compañía de representación y relaciones públicas (Respuesta Comunicación). Surgieron varias posibilidades, sobre todo para tocadas de Los Pechos Privilegiados. Intercambiamos tarjetas y quedamos en llamarnos. Muy bien. Pasan de las nueve y media y nada de P. Temo que no venga. Llega la espléndida Laura Vázquez con una amiga. Nos saludamos cordiales. Decido entrar para hacerme de una mesa. Apenas me siento, arriba P. Me da un gusto enorme verla. Se disculpa por la tardanza, pero no hay problema. Platicamos. Se ve preciosa. La obra empieza poco antes de las diez. Muy divertida. Marisol y Fernando son un par de locos, así que las risas están garantizadas. Pedimos cervezas y P algo para cenar. Me da risa que siempre tiene hambre. Me encanta. Es como una niñita. Mientras tanto, Marisol y Fer de antiguos aztecas, de policías chilangos (geniales), ella como psicóloga argentina y como chava de Las Lomas, él como Javier Lozano y como Carlos Slim. La obra concluye a las once y media. Esperamos un poco y pasamos a saludar a los actores al camerino. P se cae de sueño y de cansancio. Nos tomamos una foto con ellos. Pedimos un taxi y vamos hacia el norte de la ciudad para dejarla. Todo muy bien. Disfruto enormidades de su compañía y de su plática. Siempre me hace reír con su simpatía. La dejo. Nos veremos mañana en una junta editorial. Regreso a mi casa. Estoy contento y eso es bueno... al menos para mí.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Huracanes personales


¿Qué es lo que provoca que de un solo golpe las cosas cambien de tan radical manera? ¿Por qué lo que ayer era tranquilidad, alegría y hasta cierto sano cinismo de pronto se convierte en tensión, preocupación y angustia? Nubes blancas y cielo azul que se van, cúmulos negros cargados de tormenta que llegan. Todo se junta, todo se aglomera. Los temas del amor con los temas del trabajo, en terrible confluencia cósmica. ¿Es algo temporal o estoy al comienzo de una temporada de huracanes personales? De ser así, ¿cuánto durará? No lo sé, pero seguramente en estos días tendré indicios de respuesta.

martes, 2 de octubre de 2007

2 de octubre sí se olvida


Con tantas preocupaciones y tantos asuntos pendientes como los que tenemos encima los mexicanos (y las mexicanas), no es posible que cada año, llegada esta fatal fecha, nos estemos acordando del mismo asunto. Padecemos demasiadas tribulaciones: que si la reforma hacendaria, que si la reforma electoral, que si el alza de precios que se nos viene en enero, que si ya agarraron a la Reina del Pacífico, que si el Peje dice que se trae cortito al presidente Calderón, que si Carlos Salinas de Gortari ya anda otra vez de mitotero, que si los lujos en el rancho San Cristobal son producto o no de dinero mal habido, que si Jorge Vergara despidió al Chepo de la Torre de las Chivas, que si ya se va a acabar "Buscando a la Nueva Banda Timbiriche", que si hay espionaje y corrupción en el futbol mexicano, que si un meteorito va a acabar con la vida en el planeta en el 2039 y ni quien se preocupe, que si el Doctor Simi sigue sacando desplegados en los cuales presume sus viajes y sus viejas, que si Alejandro Fernández se volvió popero, que si el Pachuca ("El Equipo de México") anda de capa caída, que si en su regreso a la pantalla Lucía Méndez parece Cirugía Méndez… En fin: puras angustias, puro andar con el yisus in di maud. Así resulta imposible pensar en cosas como el 2 de octubre y recordar que cada año, en esta fecha exacta, se celebra algo que ningún mexicano bien nacido debería olvidar. Por supuesto, me refiero al Día del Ángel de la Guarda.

lunes, 1 de octubre de 2007

Nueva lección deportiva


Escribí el sábado pasado sobre la lección de vida que me dio el River Plate, al derrotar al Botafogo de Brasil cuando todo parecía perdido (cosa que el mismo equipo argentino repitió el domingo, al empatar tres a tres, en tiempo de compensación, con Rosario Central). Pues si aquella vez la lección vino de un encuentro de futbol, hoy tuve otra de un deporte distinto: el beisbol. Me topé en ESPN con el juego de desempate entre los Rockies de Colorado y los Padres de San Diego, para ver cuál de ellos pasaba como comodín a la post temporada, rumbo a la Serie Mundial. Era la novena entrada y Colorado ganaba seis a cinco, pero un error infantil de su jardinero derecho hizo que San Diego empatara y se fueran a extrainnings. Pasaron las entradas diez, once y doce. Ya en la treceava, el alto mando de los Rockies mandó a un lanzador emergente malísimo y en la parte alta de esa entrada, una base por bolas y un cuadrangular pusieron arriba a los Padres por ocho a seis. El juego era en Denver y el público guardaba un silencio sepulcral. Sus Rockies parecían derrotados y en el dogout de los Padres ya festejaban la victoria por anticipado. Entonces sobrevino el milagro. Un nuevo pitcher sacó los tres outs siguientes y Colorado fue en pos de su última ofensiva. El primer bateador se embasó. El siguiente dio un triple y puso las cosas ocho a siete. Nuevo hit y cayó el empate. Parecía que se iban a la entrada catorce. Pero de pronto, el cuarto bateador pegó un palazo larguísimo que rebotó de manera por demás dramática en la cerca del jardín central y el corredor que estaba en la segunda base corrió como un loco, se lanzó de narices y llegó al plato contra el catcher, al tiempo que arribaba la pelota. ¡Safe en home! De manera increíble, los Rockies ganaron nueve a ocho, cuando ya nadie daba un centavo por ellos. Otra prueba de que se debe pelear hasta el final, aunque las cosas parezcan perdidas. La vida me está queriendo decir algo. Al parecer.