sábado, 13 de septiembre de 2008
París, día 5 (Una expo y un cementerio)
Escribí en mi diario de viaje: "Cambio de hotel. Del D'Anjou al Du Globe, a escasa media cuadra pero a un millón de años luz de distancia en calidad, confort, limpieza, buen trato, ambiente y -además de todo- buen precio. Lástima que no estuvimos aquí desde un principio porque es una cosa preciosa y ¡a veinte euros menos por día! Los dueños son un amor (la mujer del D'Anjou era amable pero seca y poco cooperativa), los cuartos son de verdad cuartos (el otro era una cápsula asfixiante por su pequeñez). ¿Inconvenientes? No hay elevador (estamos en el cuarto piso) y no hay teléfono en la habitación (un problema para Paulina, porque su novio la llamaba todas las noches, aunque para mí...). Desayunamos una baguette (o sandwich, como le dicen aquí) en una banca, a las afueras del museo de Arts et Metiers, por el rumbo del Hotel de Ville, y luego caminamos mucho en busca de la exposición de Annie Leibovitz. Entramos a una tienda de ropa de mujer y le compré un abriguito a la Pau. Ella se compró un bolso muy loco. Por fin dimos con la Casa Europea de la Fotografía. La expo de la Leibovitz, estupenda. Además de sus fotos "posadas" con gente más que conocida (de Patti Smith a Demi Moore), había un recorrido narrativo, por medio de imágenes, con las historias paralelas de los últimos días de la escritora feminista Susan Sontag (amante de Annie) y del padre de la fotógrafa, hasta sus respectivas muertes (Sontag fue sometida a quimioterapias y hospitales, mientras que el señor Leibovitz prefirió sobrellevar la enfermedad y morir en su casa). El museo, muy bonito. Había poca gente al llegar nosotros, poco antes de las dos. Al salir, como a las tres y media, la fila para entrar daba vuelta hasta la calle.
De ahí, nos fuimos en metro (qué aliviane el metro, ya nos movemos por él como peces en el agua) hasta el cementerio de Pere Lachaise. Visita no del todo satisfactoria. Paulina se sentía presionada por dar con un internet para escribirle a su novio y además me dijo que no le gustan los panteones. No pude disfrutar la visita que resultó breve (una hora si acaso). Sólo vimos la tumba de Oscar Wilde (ver foto). El cementerio es enorme y bellísimo. Ni hablar. Salimos para buscar el internet. Dimos con uno cerca y ella pudo calmarse. Ya sin presiones (fue notorio su cambio), nos metimos a un restaurante de comida turca (delicioso). En seguida, nos lanzamos en metro al maravilloso boulevard Saint Michel (todo a sugerencia de Paulina, quien de pronto tiene también ocurrencias perfectas). En una brasserie nos tomamos un café express con pastel (y yo una cerveza además). Todo delicioso, sutil, elegante. Recuperé la dicha que en momentos se había perdido. Pasamos al súper que nos gustó desde un principio (Monoprix), donde compramos algunas cosas. Cansados pero al fin y al cabo contentos, regresamos al lindo Hotel du Globe, en Levallois-Perret. Caí como tabla. Estupendo día. "Las cosas van a mejorar a partir de hoy, lo sé". Eso escribí en mi diario de viaje.
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2 comentarios:
Ay, Hugo... no vuelvas a llevar a París núbiles Lolitas con novio. Ella es de las que ni picha ni cacha ni deja batear. Creo que la ganona fue ella y tú nomás conseguiste un cadena de coitos interruptus mentales.
Q tal Hugo,
No me animaba mucho comentar sobre situaciones que aunque haces publicas, son muy peronales..... pero solo un pequeño Comentario......
No se que edad tenga P, pero por lo que veo en las fotos, Es contemporanea (o al menos cerca) tuya.
Irte a París con un "muy buen "Amigo"" y preocuparte por comunicarte Diario vía oral o escrita con Tú Novio y que esa preocupación te haga ponerte de malas.... se me hace una actitud un tanto cuanto Pueril... but a......
a seguri en el juego Sr.
NOs vemos en la proxima tocada de los Pechos, me debes una firma en mi libro "Matar por...
SAluso
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