Hoy fue doble cumpleaños. Por un lado, el pequeño Dereck (uno de mis nietos morales) cumplió cinco años. Por el otro, mi padre hubiera cumplido ochenta y ocho eneros. A los dos los amo, al chiquitín que asoma a la vida y a mi viejo, quien se fuera de este mundo hace poco más de diecisiete años pero sigue muy presente en mi vida y me acompaña.
Con mis hijos y mi niña lejos del DF (Alain en Playa del Carmen, Jan en el puerto de Veracruz y Denisse en la ciudad de Oaxaca*), volví a aceptar la invitación de Claudia y Fernando (Rivera Calderón) para pasar el cambio de año en su casa al centro-oriente de la ciudad. Como ya es costumbre, la pasé de maravilla gracias a la calidez de mis anfitriones. Ahí estuvieron los papás de ambos, al igual que sus hermanos y otros familiares. De cuates sólo estuvimos el Sr. González, Eduardo Limón, Míriam Canales, Fabián Giles, Martín Durán y yo. La cena, deliciosa en verdad. Buena música, buena charla. Los últimos en salir fuimos Eduardo y yo, quienes nos quedamos a platicar con el Fer (justo los tres que aparecemos en la foto, la cual nos tomó Míriam un poco más temprano). Llegué a mi casa, en taxi, como a las cuatro de la madrugada del día primero. Todo muy bien, pues.
*Con Denisse hablé por teléfono en la tarde del 31 de diciembre. Alain me llamó poco antes de las doce y con Jan intercambié mensajitos de texto)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario