viernes, 2 de enero de 2009

Algo sobre la cena de Año Nuevo

Hoy fue doble cumpleaños. Por un lado, el pequeño Dereck (uno de mis nietos morales) cumplió cinco años. Por el otro, mi padre hubiera cumplido ochenta y ocho eneros. A los dos los amo, al chiquitín que asoma a la vida y a mi viejo, quien se fuera de este mundo hace poco más de diecisiete años pero sigue muy presente en mi vida y me acompaña.

Con mis hijos y mi niña lejos del DF (Alain en Playa del Carmen, Jan en el puerto de Veracruz y Denisse en la ciudad de Oaxaca*), volví a aceptar la invitación de Claudia y Fernando (Rivera Calderón) para pasar el cambio de año en su casa al centro-oriente de la ciudad. Como ya es costumbre, la pasé de maravilla gracias a la calidez de mis anfitriones. Ahí estuvieron los papás de ambos, al igual que sus hermanos y otros familiares. De cuates sólo estuvimos el Sr. González, Eduardo Limón, Míriam Canales, Fabián Giles, Martín Durán y yo. La cena, deliciosa en verdad. Buena música, buena charla. Los últimos en salir fuimos Eduardo y yo, quienes nos quedamos a platicar con el Fer (justo los tres que aparecemos en la foto, la cual nos tomó Míriam un poco más temprano). Llegué a mi casa, en taxi, como a las cuatro de la madrugada del día primero. Todo muy bien, pues.

*Con Denisse hablé por teléfono en la tarde del 31 de diciembre. Alain me llamó poco antes de las doce y con Jan intercambié mensajitos de texto)

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