Vivimos tiempos de tragedia.
Indefensos vamos por la senda
empedrada de malas intenciones.
Fantasmas somos y en el limbo andamos.
Tragicómicos seres de pacotilla,
acobardados, sumisos,
doblados como árboles vencidos
por el peso perpetuo
de las ramas cargadas
de ignominia.
Sembradores de tempestades,
nos llueve sobre mojado
y damos las gracias
por las desgracias recibidas.
(1994)
1 comentario:
¿Será esto don Hugo una de las tantas respuestas a auquella idiosincracia que asume el papel por mero gusto de víctima? Un cuentito que muestra muchas realidades contemporáneas de la cultura (cualquier cosa que eso signifique) mexicana. Puede ser que sea optimismo, o resignación, lo interesante descansaría en plantear bien la pregunta sobre el cambio o la evolución que se necesita para cambiar la dirección de este pesado tren. Saludos y le quedó buen chingón.
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