martes, 21 de diciembre de 2010

La visitante misteriosa ataca de nuevo


Fue la suya, esta vez, una incursión rápida, decidida, exacta, de último momento. Podía ser la última oportunidad de vernos este año y ella no quiso dejarla pasar. Todo sucedió en cuestión de dos horas y fue tan intenso como vertiginoso. La visitante misteriosa vino, vio y venció cualquier resistencia de mi parte. De hecho, no hubo resistencia. ¿Por qué? ¿Para qué? No habría tenido sentido alguno oponerse al placer de verla, de tenerla. ¿Volveré a saber de ella en 2011, nos volveremos a encontrar clandestina, secretamente? No lo sé. Es difícil dilucidarlo. Dejemos que sea el destino el que decida. Por lo pronto, su irrupción de esta tarde resultó fantástica. Qué emocionante que haya aparecido en mi vida la visitante misteriosa.

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