sábado, 25 de diciembre de 2010
Una influenza sin influencias*
De pronto se nos termina 2010, estos doce meses tan llenos de violencia, sexo, drogas y rock and roll (qué buen rock se hizo este año, por cierto). Elaborar un balance es difícil. Políticamente, fue el año de Enrique Peña Nieto, amo y señor de las encuestas y de las apariciones mediáticas. También de Diego Fernández de Cevallos y su largo secuestro. Fue el año en que la supuesta izquierda mexicana lució más gris, descompuesta (remember el caso del joven diputado Godoy) y dividida que nunca (y lo que falta por ver en 2011, cuando Marcelo Ebrard decida si rompe espadas o no contra Andrés Manuel López Obrador).
Sin embargo, la constante política y social en 2010 siguió siendo la misma de los tres o cuatro años anteriores, sólo que en franca y desesperante progresión geométrica. Me refiero, claro, a la desatada y delirante guerra contra el crimen organizado que no da la menor señal de disminuir, sino todo lo contrario.
En medio de todo eso y de los raspones que el gobierno mexicano se ha llevado desde el exterior por el escándalo de WikiLeaks, pocos consideran como noticia algo que estamos viendo día a día en México desde hace un mes o más. No sé si usted lo ha notado, pero hay una cantidad enorme de personas agripadas. No con catarritos como los de antes, sino con serios cuadros de gripe, gargantas destrozadas, toses imparables, temperaturas altas y moqueos más desagradables que el inminente estreno del programa Laura de México (así se va a llamar, Dios mío) por el llamado Canal de las estrellas.
Cuando el año pasado tuvimos la famosa epidemia de la influenza, con toda aquella paranoica y parafernálica campaña mundial a su alrededor, yo no conocí a un solo enfermo de la misma. En cambio, ahora que encuentro a cantidad gente tan agripada, no veo que exista campaña alguna para combatir a la enfermedad. Quizá se deba, a fin de cuentas, a que estamos, desde un punto de vista político, ante una influenza sin influencias.
Felices fiestas, estimados lectores.
*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
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