sábado, 18 de diciembre de 2010
Un Peña Nieto caifanesco*
De pronto, en México la historia da muestras de caminar hacia atrás. Hay signos que nos hablan de una especie de nostalgia reaccionaria y eso puede ser preocupante… o no.
Hechos en apariencia disímbolos, como el que el PRI encabece las encuestas en vistas a las próximas elecciones presidenciales o que se anuncie el retorno del grupo Caifanes, se relacionan mucho más de lo que parecería a simple vista. De ese modo, los nombres de Enrique Peña Nieto y Saúl Hernández se entrelazan extraña y súbitamente, sin que ambos se lo hayan propuesto, como una representación de lo que desea el inconsciente colectivo de eso que algunos suelen llamar el pueblo mexicano.
Lejos del entorno de las redes sociales de internet o de esa entidad amorfa y pleonástica que es la “sociedad civil”, existe una gran masa de ciudadanos a quienes lo único que les importa es la posibilidad de vivir en paz y con seguridad, algo que hoy no sucede en gran parte del país. Hay en ellos un anhelo por el pasado, por esos años en los cuales cuando menos se podía salir a la calle sin temor a ser secuestrado, levantado o baleado y muchos identifican a esa época de relativa tranquilidad con las siglas del Partido Revolucionario Institucional. No lo estoy inventando. Es algo que escucho cada vez con mayor frecuencia entre la gente común y corriente, esa misma que no está en Twitter y que no ingresa a la red para comentar, desde el bizarro anonimato, los artículos de los diarios.
En ese contexto, el regreso de los Caifanes y el sorprendente entusiasmo que ello ha despertado simboliza también un retorno a los días de finales de los ochenta y principios de los noventa en que tantos eran felices al cantar “La célula que explota”. Eran los años, por cierto, en que con gran omnipotencia gobernaba Carlos Salinas de Gortari, recientemente reaparecido en los medios.
Son signos, como apunté al principio, que nos hablan de una nostalgia reaccionaria y, como dije también, eso puede ser preocupante… o no.
*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
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1 comentario:
Extraordinario! jajaja
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