Estrechamente ligadas y estruendosamente separadas por los problemas que
se dieron entre ambas cuando la segunda fue secretaria de Educación Pública del
actual gobierno, la maestra y la precandidata panista se hallan en
circunstancias tan difíciles como trascendentes (sobre todo para sus propios
intereses).
Elba Esther
se ha convertido en la villana número uno de México, por encima incluso del
hasta ahora maloso favorito de las buenas conciencias progres, el ex presidente
Carlos Salinas de Gortari. Nadie quiere acercarse a la jefa máxima del SNTE y
ella tiene la urgencia de situarse al lado del candidato con mayores
posibilidades de llegar a la presidencia de la república. Eso es al menos lo
que se percibe a simple vista. Su rompimiento con Enrique Peña Nieto en
apariencia no fue lo mejor para doña Gordillo, a menos que, como dice Andrés
Manuel López Obrador, se trate de una mera faramalla para evitarle puntos malos
al priista. Todo es posible en la paz y mucho más en la guerra. Tarde o
temprano, sabremos cuál es la jugada.
En cuanto a
Josefina, mañana mismo podría decidirse su suerte. Dominante en las encuestas
para quedarse con la candidatura del PAN, Ernesto Cordero la tiene en la mira y
todo indica que éste y los calderonistas (incluido, claro, el propio presidente
Calderón) harán hasta lo imposible por evitar que la autora de Hazme viuda por
favor sea la abanderada blanquiazul. Parece que le tuvieran más tirria a doña
Chepina que a Peña Nieto y a López Obrador juntos. Aquí, más pronto aún,
sabremos también cuál es el nombre del juego.
Un par de
mujeres en serios riesgos políticos que, sin embargo, al final podrían salirse
cada una con la suya. ¿Usted por cuál de las dos apostaría?
*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.
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