Para Susana Moscatel y Rafael Ocampo, en esta que es mi columna No. 100 de “Gajes del orificio”.
Además de ser carne de cañón de las redes sociales, en más de una ocasión el cantante Cristian Castro ha declarado su gusto por el rock y en especial por el heavy metal. Tengo entendido que incluso es férreo seguidor de ese grandísimo proyecto que es Tool. Quiero imaginar que es por eso que la agrupación mexicana Genitallica (uno de esos conjuntos inenarrables de los que no se sabe si son músicos relajientos, cómicos involuntarios o infantes tardíos) lo invitó a participar en su próximo disco, con una canción llamada “Quiéreme”.
Hay quienes se han indignado ante esto. Yo diría más bien, citando al querido Ciro Gómez Leyva, que se trata de un hecho meramente anecdótico. Es decir: cuando un vocalista de música intrascendente se une con una agrupación de música insulsa, lo único que puede haber como resultado es una música sin importancia. Tristemente, ese es el estado actual del noventa por ciento del rock nacional (el porcentaje es arbitrario, pero lo intuyo): la intrascendencia absoluta, la insulsez como estandarte y la vocación por no hacer cosas importantes. Pero eso sí: ¡qué buen desmadre echan todos!
Uno de sus problemas de fondo es ese infantilismo que persigue al rockcito que se hace en México desde sus más tempranos orígenes. No en balde sus primeras estrellas, los vocalistas surgidos de los grupos pioneros, terminaron como comediantes en la televisión. Ahí están los casos de César Costa, Enrique Guzmán, Manolo Muñoz, Luis “Vivi” Hernández y Johnny Laboriel. Algunos de ellos resultaron incluso mejores cómicos que cantantes.
Pero aunque no hayan acabado en chistosos profesionales, sobran los personajes roqueriles que tratan de hacerse los graciosos a la menor provocación, desde Alex Lora hasta Charlie Monttana y desde “El Abulón” hasta el cantante de Café Tacuba (así, con u). Nada raro. A final de cuentas, el llamado rock mexicano no ha sido, no es y no seguirá siendo más que un gran chiste.
Bienvenido, Cristian Castro. El Vive Latino te espera.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
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