Termine de leer esta, la primera novela de una joven escritora jalisciense que promete mucho, gracias a su estilo ameno, directo y deliciosamente literario. Me refiero a Ave Barrera y no alabo su libro porque sea mi amiga y hasta muy posiblemente mi sobrina lejana, sino porque realmente me atrapó en la red de peripecias en las que se ve envuelto su personaje principal, José Federico Burgos, un talentoso pintor tapatío que se ve obligado a trabajar como copista y que cae en las manos de un rico heredero que le pide falsificar un valioso cuadro renacentista, para estafar a una familia europea. De ahí se derivan una serie de aventuras delirantes en una casona diseñada por el arquitecto Luis Barragán (cuya presencia está siempre ahí, en el relato y en la casa) y aparecen varios personajes más que peculiares (Horacio, La Tona, El Gordo, Isabel, Sócrates, Panchito, doña Gertrudis, el maestro Gabriel, Rafa Salado...), todo ello en una ciudad de Guadalajara en plenos años noventa del siglo pasado.
El viaje iniciático de Burgos es notable y por momentos angustiante y la autora sabe llevarlo con la suficiente sabiduría literaria como para que nos olvidemos que quien narra la historia en primera persona no es una mujer, sino el propio pintor. Ese me parece uno de los grandes méritos de Puertas demasiado pequeñas, ganadora por cierto del Premio Latinoamericano de Primera Novela "Sergio Galindo" de la Universidad Veracruzana, institución que la edita. Se las recomiendo sin duda y con entusiasmo.
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