Es tal la cantidad de buena música que se produce en casi todo el mundo que resulta imposible abarcarla toda en el instante en que aparece. Diariamente salen discos de nuevos y viejos grupos, de nuevos y viejos solistas. Esto en cualquier género musical del que se hable y el rock, por supuesto, no es la excepción. Todo lo contrario.
Estamos ya en 2014 y las producciones del naciente año empiezan a aflorar. No obstante, los rescoldos del 2013 permanecen y aún deparan sorpresas que nos pasaron de largo o que por estar tan ocultas no alcanzamos a descubrir en su momento.
Es el caso de The Child of Lov (así: Lov) y su disco homónimo (y póstumo), editado por la disquera Domino por medio de su subsello Double Six y que fue dado a la luz a mediados de noviembre pasado, un mes antes de la sorpresiva muerte del autor del proyecto. Estamos ante un disco portentoso que bien pudo aparecer en las listas de lo mejor del año pasado, aunque prácticamente no estuvo en una sola de ellas.
Poco se sabe del responsable de este proyecto, sólo que se hacía llamar Cole Williams (aunque su verdadero nombre era Martijn Teerlinck), que nació en Bélgica, se crió en Amsterdam, Holanda, y era un diseñador gráfico de veintiséis años de edad con el suficiente talento musical como para convocar y tener de invitados en este, su álbum debut, a personalidades de la talla del hip-hopero MF Doom, Thundercat (bajista de Flying Lotus) o el mismísimo Damon Albarn, quien tuvo mucho que ver en la producción de varios de los temas del LP y participó directamente en uno de ellos (“One Day”).
Con un sonido al que podríamos denominar como neo soul psicodélico y con dejos de TV on the Radio, a cuyo sonido remite de inmediato, las composiciones de Williams poseen una densidad hipnótica y una oscuridad atrapante.
The Child of Lov es una de las mejores obras de finales del año pasado, una tremenda propuesta discográfica. Lamentablemente, no habrá un segundo disco de este prometedor proyecto. Descanse en paz Martijn Teerlinck.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario).
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