Mi querida Liza Ambrossio vino esta tarde a visitarme y la pasamos más que bien. Cominos pizza y ensalada, tomamos vino blanco, escuchamos música y platicamos de todo. Al final me tomó unas fotos con su reluciente iPhone, una de las cuales muestro aquí (sin anteojos, por cierto). Un honor ser fotografiado por tan buena artista de la lente.
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