Terminé de ver (o más bien terminamos, porque tuve el divertido privilegio de ver todos los capítulos con mi querida Paulina) esta serie que está en Netflix, aunque es de 2012 y sólo tuvo una temporada).
Una comedia muy simpática, con buen guión, diálogos inteligentes, estupendas actuaciones y muchas referencias fílmicas, musicales y televisivas. La historia de una pareja gay que quiere tener un hijo y para ello contrata a una mujer joven llena de problemas económicos y sentimentales, con una hija pre adolescente extrañísima, una abuela del ala conservadora radical estadounidense (le hubiera ganado la nominación presidencial por el Partido Republicano a Donald Trump) y un esposo irresponsable, inmaduro y torpe con quien está en trámites de divorcio). La mujer en cuestión (Goldie, interpretada por la muy simpática Georgia King) alquila su vientre y se embaraza con el esperma de uno de los integrantes de la pareja homosexual, la cual lleva a vivir a su casa a Goldie y a su hija Shania.
A lo largo de los 22 capítulos vemos el proceso de embarazo hasta el final nacimiento del bebé, pero todo lleno de anécdotas llenas de gracia y buen humor satírico.
En el fondo, se trata de una serie sobre la tolerancia (de ahí el título La nueva normalidad) y creo que logra su objetivo.
Muchos la tildaron de ser una imitación de la magnífica Modern Family y es verdad que tiene muchos puntos en común (la pareja gay, la familia disfuncional), pero creo que ta la vez posee su propia personalidad, en mucho debido a su cuadro actoral, en el que destacan muy especialmente Andrew Rannells, como el integrante "femenino" de la pareja, y, sobre todo, la grandiosa Ellen Barkin en su papel híper sardónico como la reaccionarísima abuela Jane: sus comentarios clasistas y racistas son tan políticamente incorrectos que la convierten en una joya.
Una serie muy recomendable, se van a divertir con ella.
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