Con obvias influencias de los Red Hot Chili Peppers (en ocasiones demasiado obvias), el cuarteto tapatío Cuca acaba de publicar su primera grabación, una obra irreverente y divertida que sorprende desde la primera impresión por su frescura y antisolemnidad rampantes.
Con un sonido compacto y más que aceptable, Jorge Fors (excelente vocalista; sobre todo en un medio donde los buenos cantantes brillan por su ausencia), Galileo Ochoa (guitarra), Carlos Avilez (bajo) y Nacho González (batería) presentan un disco con pocos altibajos, con un nivel musical que combina ritmos desaforados en una mezcla de funk, punk y rock pesado con algunos ligeros elementos mexicanistas (esto resulta particularmente claro en piezas como “El son del dolor” y “Qué chingaos”). Si bien sus melodías son elementales y sus armonías poco cambiantes, la fuerza del grupo estriba en su manera de interpretar y en sus letras jocosamente léperas e ingeniosamente provocadoras.
Lejos de pretender dar "mensajes", los integrantes de la Cuca se burlan de todo y de todos, incluso de ellos mismos, en una actitud antisolemne altamente saludable y agradecible.
Sus letras sin duda pondrían de punta los cabellos de la senadora Gore, esposa del vicepresidente electo de los Estados Unidos, y quien se ha distinguido por su persecución implacable de los rocanroleros gringos a los que ha tratado de censurar y callar sin demasiado éxito. Tan sólo los títulos son más que explícitos: “El mamón de la pistola”, “Me vale madre”, “Hijo del lechero”, la sensacional “La pucha asesina” ("se te ve divina / pero quién adivina / si tú tienes la pucha asesina") y otras.
Entre las canciones más destacables se encuentran “Don Goyo", la ya mencionada “El mamón de la pistola” (ambas muy redhotchilipepperas o como se diga), la demencial “Necesito cirugía”, la muy chistosa “Hijo del lechero” ("Ay mamá, ¿qué es lo que pasa? / ¿Por qué me siento como un invitado en esta casa / Ay mamá, papá me maltrata / Dime por qué me trata como rata / Ay mamá, no siento el parentesco / en esta casa a nadie me parezco / Ay mamá, soy el único güero / ¿Por qué es tan bueno conmigo el lechero?”) y la divertidísima “Cara de pizza”. Quizá la pieza menos afortunada sea “El moralizador”, con una letra demasiado plana y superficialmente crítica y una música que desmerece al lado de otras mucho mejores.
La Cuca tiene una mega ventaja frente a otros grupos nacionales: gracias a sus letras y su actitud, jamás va a ser invitada de Raúl Velasco, Paco Stanley y la Vero. Eso ya habla muy bien de la agrupación y la honra sobremanera.
Descendientes indirectos de Frank Zappa, estos guadalajareños suenan como hubiera sonado La Maldita Vecindad si se hubiese dedicado a tocar rock en lugar de música tropical y con eso queda dicho todo.
Cuca, La invasión de los blátidos. Discos Culebra, BMG, 1992.
(Reseña que publiqué en mi columna "Bajo presupuesto" de la sección cultural del diario El Financiero, el 10 de diciembre de 1992)
1 comentario:
¿Ya escucho el nuevo de San pascualito rey?bastante agradable, nunca los habia escuchado. me los encontre en SPOTIFY saludos.
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