lunes, 17 de septiembre de 2007
La saudade
Así le llama la gente de habla portuguesa a ese extraño sentimiento de melancolía agridulce, de nublada tristeza, que de pronto invade al corazón y al pensamiento y nos coloca en una situación emocional no del todo grata. Así me siento hoy, así me he sentido todo el día, sobre todo después de hablar por teléfono con ella y saber que de nueva cuenta no vendría. Sé que no es que se niegue a verme. Sé que nada malo está sucediendo entre nosotros y que todo marcha como hasta ahora. Sé que simplemente ha habido cosas durante los últimos días que le han dificultado venir. Sé que sigue siendo la misma y que no ha cambiado conmigo. No, quien ha cambiado soy yo y eso me preocupa. Porque se supone que de unos meses para acá me he liberado de esa clase de enamoramientos y obsesiones que me han asaltado a lo largo de mi existencia. Porque presumo de encontrarme en una fase mucho más feliz y tranquila de mi vida, una fase en la cual puedo procurar y querer a varias amigas sin fijar toda mi atención en una sola. Hasta ahora así ha sido… y sin embargo. El caso es que estoy la mar de melancólico. El caso es que sé perfectamente la razón de ese sentimiento. Ella se va de viaje unos días. No demasiados. En realidad regresará muy pronto. Lo más seguro es que dentro de una semana esté aquí conmigo, a mi lado, como tantas otras veces desde que la conocí. Pero no puedo impedir este dejo de tristeza que me resta alegría y sustrae un poco de mi paz interna. En fin. Necesitaba decirlo, escribirlo. Mañana será otro día. Eso espero.
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4 comentarios:
Me pongo tus zapatos y te entiendo...es dificil de aceptar el sentirse asi cuando antes te sentias fuertemente cuidado por tus sentimientos y ahora ellos son propiedad de una sola persona y no son correspondidos de la manera en que uno lo desea...pero que más nos queda...esperar, y amarlas cuando decidan volver.
uy, uy, uy!!
Todos se habían dado cuenta, menos usted!!
No hay peor ciego que él que no quiere ver.
...muy cierto
Enamoramiento, de ese mal sufre ud. no se haga. ¿Por qué tanto miedo al amor?
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