viernes, 2 de noviembre de 2007

El blues de los muertos*


Desperté esta mañana con el ánimo fundido.
Desperté esta mañana como un ave sin nido.
Dos de noviembre, día de los muertos en un país sin camino.

Desperté esta mañana y leí las noticias.
Poblaciones inundadas y luchas fratricidas.
Dos de noviembre, día de los muertos y un sinfín de inmundicias.

Manlio acusa a Vicente y Espino lo defiende.
Noroña insulta a Zavaleta y en su cargo lo mantienen.
Todos se pelean con todos, mientras allá en el sureste
el agua les llega al cuello a millares de inocentes.
Este es el blues, es el blues de los muertos.
En una nación de políticos ciegos ni siquiera hay un tuerto.

Desperté esta mañana en medio de la nada.
Con la terrible certeza de que vamos en picada.
Dos de noviembre, día de los muertos, ¿ya nos cargó la chingada?

Andrés Manuel se queda solo y da patadas de ahogado.
La ex pareja presidencial se enreda en su propio tinglado.
Los narcos, muertos de risa, establecen su reinado,
mientras que la economía sigue anclada en el pasado.
Este es el blues, es el blues de los muertos.
En una nación de ciegos no hay quien nos saque del entuerto.

Perdonarán ustedes, amigos lectores, que en lugar de mi acostumbrado artículo haya publicado un blues. Será que hoy que escribo, 2 de noviembre, el ambiente es un tanto lúgubre. Será que en lo personal tuve un día triste y melancólico (ustedes saben, a veces uno recibe palabras que hieren como dagas afiladas). En fin, nada grave. Si México sigue vivo a pesar de sus políticos, eso significa que todo –hasta las tribulaciones sentimentales- tiene solución. Happy bridge (o sea, feliz puente).

*Publicado en mi columna "Cámara Húngara" de Milenio Diario

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy cierta la calavera. Sábete que trabajo para una revista en mi ciudad, y que por el día de muertos quise publicar una calavera, me quedó muy bien a decir verdad. Sábete también que me acabo de enterar que mi jefe es cristiano y por alguna razón, Dios no le permite publicar ese tipo de cosas; !bendita libertad de expresión!.
Pues no, no la publicaron.

Anónimo dijo...

La otra M.
Se me olvidó firmar.

Hugo García Michel dijo...

¿Por qué no me mandas tu calavera para leerla?