domingo, 26 de septiembre de 2010
Un toke de Sergio García*
Sergio García (1945-2010) empezó a hacer cine desde adolescente, si podemos llamar cine a las historietas que dibujaba en cuadernos y que resultaban verdaderas películas de acción. Yo era diez años menor que él, pero me encantaba tomar aquellos cuadernos a escondidas y regodearme con su lectura y sus batallas aéreas o sus tramas de westerns, además de su cáustico sentido del humor.
Sus primeras incursiones en el verdadero cine se dieron cuando a finales de los sesenta llegó a sus manos una cámara de 8mm y comenzó a filmar lo que se le pusiera enfrente. Al ver que tenía facilidad para aquello, se le ocurrió que podría llevar a la realidad sus sueños y convertirse en cineasta. Para entonces ya estaba casado y con su esposa Guadalupe y varios amigos formó el grupo cultural Liberación. Acababa de pasar el movimiento estudiantil de 1968 y las reuniones “en la casa de Sergio y Lupe”, en el pueblo de Tlalpan, se volvieron legendarias. Solían invitar a escritores, teatreros, cineastas, sacerdotes progresistas, con el fin de intercambiar puntos de vista. José Agustín, Alejandro Jodorowsky y el obispo Sergio Méndez Arceo convivieron con ellos.
Aquellas reuniones tenían cierto aire clandestino, pues dado el ambiente de la época no podían ser abiertas. Fue de las mismas que surgió la idea de filmar un cortometraje en 8 mm. De ese modo, mi hermano dirigió su primera película, El fin, en 1970. La historia narraba las vicisitudes de una pareja jipiteca que vivía la más bucólica de las existencias, hasta que aparecían las fuerzas del orden (representadas por un sacerdote, un empresario, un soldado y un charro) para perseguir a los amantes, separarlos, capturar al hippie y transformarlo en una persona decente, de traje, con el cabello corto, un trabajo, un automóvil y al que enseñaban a tomar Coca-Cola. Un estudiante que atestiguaba con desesperanza todo ese proceso de alienación era finalmente victimado por el militar, mientras aparecían imágenes de la matanza de Tlatelolco. La cinta era muda, acompañada de música de los Doors (“The End”, claro) y los Rolling Stones. Mi orgullo era, a los quince años, haber participado en la musicalización del filme.
El fin ganó un premio en el concurso “Luis Buñuel” de cine independiente. Gracias a dicho concurso, Sergio García conoció a otros cineastas que hacían sus pininos en 8mm. Gente como David Celestinos, Gabriel Retes o Alfredo Gurrola se volvieron amigos suyos y empezaron a realizar festivales de cine en aquel formato. Para entonces, el grupo Liberación se había transformado en el Taller Experimental de Cine Independiente y de ahí surgieron nuevas realizaciones de García, como Eran tres (1972), El psiquiatra (1973, con Alfonso Arau y una canción mía como tema musical), Ah verdá! (1974, una de mis dos favoritas dentro de la obra de Sergio, por su propuesta anarquista) y Próximamente en esta sala (1975, estelarizada por Ofelia Medina.
Hubo otra película que nadie menciona, porque el propio Sergio prefirió guardarla, casi ocultarla, por un prurito ideológico. Se trata de Qué tiempos aquellos (1973, mi otra favorita), con un elenco múltiple que incluía a Enrique Guzmán, los actores Juan Ferrara y Alfonso Arau y las actrices Ofelia Medina, Rosita Bouchot, Patricia Aspíllaga, Tamara Garina y Tina French. Era la historia de Jesucristo contada desde un punto de vista en extremo irreverente. El asunto era que al final aquel Jesús sui generis que en sus juventudes fumaba mota, se convertía en un dictador barbudo, físicamente muy parecido a Fidel Castro. Esto hizo dudar a Sergio, quien siempre simpatizó con la revolución cubana y sus líderes, y prefirió enlatar la cinta. Jamás quiso transferirla de Super 8 a video y DVD, como sí hizo con la mayor parte de su obra, lo cual es una lástima.
La película más conocida de Sergio García, su clásica por excelencia, es sin duda Un toke de roc (1988), otra propuesta anarquista del corte de Ah verdá!. Un toke de roc movió su temática fílmica como realizador hacia el rock que se hacía en México, especialmente el de la periferia urbana del Distrito Federal. De ahí se derivaron filmes con bandas como El Tri y las Ultrasónicas o solistas como Jaime López, Cecilia Toussaint y Rockdrigo González, entre varios más.
Con frecuencia se habla de Avándaro como una de las cintas emblemáticas de Sergio García y aquí habría que terminar con un mito (y que mi hermano me perdone donde quiera que esté). En realidad, Sergio jamás estuvo en ese festival y el material que se filmó es de Alfredo Gurrola. García lo editó, le dio forma, le puso música (las tomas eran mudas) y lo convirtió en un documental de culto. Pero no captó con su cámara una sola escena del mismo.
Sergio García Michel (se había agregado nuestro apellido materno a últimas fechas) falleció el pasado 15 de septiembre. Dejó una película inconclusa, paradójicamente llamada El principio del fin. Fue tal vez su último golpe de ironía antes de dejarnos.
*Texto publicado ayer sábado en el suplemento cultural Laberinto de Milenio Diario.
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2 comentarios:
Buena entrada. Animo broder!
Pregunta: ¿Recuerdas si en la película Un toke de roc, aparece alguno de los integrantes de la banda de los 80´s llamada MCC..? Me refiero a Humberto Alvarez, Mario Rivas, Perico el Payaso Loco o Enrique Quezadas...?
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