sábado, 4 de diciembre de 2010

Procésalo de tos*


“Alármala, alármala de tos,
uno, dos, tres, patada y coz”.
Botellita de Jerez.


Si de algo me preciaba hace todavía unos quince años era de mi colección de la revista Proceso. Tenía todos los números, del uno al 350, cada cual leído de cabo a rabo, desde los reportajes de portada hasta los editoriales y las secciones de cultura y deportes. Cuando me mudé de casa, justo en el año 2000, me vi ante la disyuntiva de deshacerme de mi tesoro hemerográfico. Lo regalé y conservé solamente los diez primeros ejemplares.
Me volví lector de Proceso desde su nacimiento, en noviembre de 1976, primero por simpatía y solidaridad con Julio Scherer García y periodistas que lo acompañaron en su fundación, luego de salir de Excelsior a partir del malhadado golpe que le propinara el gobierno echeverrista, y después por la valentía de su periodismo y la calidad de sus hacedores y colaboradores. Cómo no recordar los esplendorosos textos de Ricardo Garibay, el “Inventario” de José Emilio Pacheco, las críticas teatrales del gran José Antonio “El Gordo” Alcaraz (creador del término Cultisur), los artículos del admirado Heberto Castillo (yo era flamante miembro del Partido Mexicano de los Trabajadores en ese entonces) y de Froylán López Narváez, los reportajes de Carlos Marín, los escritos de Vicente Leñero, la memorable polémica entre Octavio Paz y Carlos Monsiváis sobre el socialismo real, los adelantos del libro Lo negro del negro Durazo que publicó el entrañable Guillermo Mendizábal Lizalde (con quien tanto aprendí cuando fue mi jefe en Editorial Posada), los cartones de Naranjo y Rius y Fontanarrosa con su Boogie el Aceitoso. En fin, grandes recuerdos como lector.
No sé qué le pasó a Proceso que a partir al menos de 2006 perdió gran parte de su rigor, abrazó acríticamente a la causa pejista y apostó por el amarillismo y la histeria, para hacernos recordar más a la tristemente célebre revista Alarma que a lo que llegó a ser la propia Proceso en sus mejores años. Quién sabe qué sucedió ahí, pero lo lamento en verdad.

*Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario.

1 comentario:

Cuauhtémoc X dijo...

Yo también creo que proceso ya no es lo que fue, pero sí es mejor que muchas que son.

Qué lástima que las crítica surjan apartir de una empresa de comunicación que no ha cambiado en más de 40 años. Lástima por personajes como D. Desser o C. Gómez Leyva. Y hasta por uste Don Huguiño.

De Levario de etcétera o a Trejo Delarbre creería en una posición crítica, pero a televisos y satélites, no.

Recuerden el 2006, a Santiago Creel, al grupo reforma, etc.