No es que quiera escribir aquí acerca de un nuevo cantautor con el potencial poético o musical suficiente para convertirse en un nuevo Bob Dylan (aunque uno nunca sabe). En realidad, sólo quise hacer un juego de palabras para presentar a Dylan LeBlanc, joven músico cuyo tercer disco acaba de aparecer en los albores de este naciente año que nos recibió con la triste noticia de las muertes de David Bowie y Lalo Tex.
Pero la vida sigue y la música también, por lo que vale la pena hablar de gente nueva con talento, como es el caso de LeBlanc, compositor e intérprete oriundo de Schreveport, Louisiana (1990), quien debutara a los 19 años con su primer y estupendo disco Paupers Field (2010), al que siguió el muy bello y oscuro Cast the Same Old Shadow (2012) y quien ahora presenta su tercer opus, un trabajo que sorprende por su elegancia, sensibilidad y solvencia artística.
Cautionary Tale (Single Lock Records, 2016) es el nombre del flamante larga duración de LeBlanc (hijo, por cierto, de James LeBlanc, uno de los miembros originales del legendario grupo de músicos de sesión de Alabama Muscle Shoals, al que tanto debe la música soul de los años sesenta y setenta del siglo pasado) y puede decirse que se trata de una gratísima sorpresa para iniciar el nuevo año. Con ecos lo mismo de Neil Young que de Jeff Buckley y de Townes Van Zandt que de Robin Pecknold (vocalista de Fleet Foxes), Dylan LeBlanc no sólo posee un estilo profundo y melancólico de componer canciones, sino que cuenta con una voz de crooner verdaderamente cálida y dulce, bella y conmovedora, de una hondura escalofriante.
Si hubiera que situar el género en el que se desenvuelve LeBlanc, yo diría que es una fina combinación de folk, alt-country (lo que muchos denominan como americana), rock y pequeños destellos de pop. Así lo demuestran temas tan austeramente suntuosos (válgaseme la aparente contradicción) como “Roll the Dice”, “Look How Far We’ve Come”, “Beyond the Vail”, “Easy Way Out” o la homónima “Cautionary Tale”.
Un excelente disco para iniciar 2016.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
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