A más de cuatro décadas y media de haber sido grabada (1969), la ópera rock Tommy mantiene su importancia y su frescura sin par. Uno de los cuatro álbumes fundamentales de The Who (al lado de Sell Out, Who’s Next y Quadrophenia), la historia de Tommy Parker, el muchacho sordomudo y ciego que se convierte en un as del pinball, ha seducido a varias generaciones no tanto por lo que relata como por la calidad de su música.
Aunque en su momento se le pudo acusar de pretenciosa y fatua, el paso de los años ha demostrado que Tommy vale por sí misma y que aparte de haber servido para llevar a Townshend y compañía al superestrellato del rock, los consagró como una de las bandas fundamentales de todos los tiempos.
Si bien no todas las canciones de la obra tienen el mismo nivel de calidad, hay aquí temas tan extraordinarios como “I’m Free”, “Amazing Journey”, “Sparks”, “The Acid Queen”, “Underture”, “Tommy, Can You Hear Me?”, “Sensation”, “Sally Simpson” y obviamente “Pinball Wizard” y ese himno que es “We’re Not Gonna Take It”. Sorprende que a pesar de la grandiosidad de la obra en sí, las instrumentaciones sean más bien austeras, con una presencia constante de la guitarra acústica, algo muy diferente a lo que The Who presentaba en sus actuaciones en concierto.
Tommy marcó un parteaguas no sólo para la historia de los Who sino del rock todo, al abrir al género nuevas posibilidades expresivas y artísticas.
(Texto que publiqué originalmente en el Especial de La Mosca No. 18, dedicado a The Who, en marzo de 2004)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario