En 1974, la actriz Ofelia Medina se presentó en el Teatro Blanquita para bailar acompañada por la orquesta del gran músico cubano Dámaso Pérez Prado, conocido también como el “Carefoca”, en una puesta en escena dirigida por Juan Ibáñez en la que participaban también nada menos que Celia Cruz, Tongolele, Resortes, Borolas y María Victoria. Mi hermano, el cineasta independiente Sergio García, filmó en formato Super 8 un documental acerca de este espectáculo y a mis 19 años tuve el privilegio de acompañarlo y ver en concierto, tras las mismísimas bambalinas del Blanquita y a escasos metros de distancia, a ese fabuloso orquestón y su singular director, a quien sólo había visto en la tele o en alguna película de Tin Tan. Yo que despreciaba la llamada música tropical, no pude más que amar el mambo en su más pura y potente expresión (y verlo bailado por las legendarias Dolly Sisters fue el acabose).
Vinieron a mi memoria aquellos momentos vividos hace poco más de 40 años, al escuchar el nuevo disco de Los Músicos de José, el estupendo ensamble mexicano de jazz funk liderado por el saxofonista Aldo Max, intitulado Dilo! Homenaje a Pérez Prado (Ducado Records, 2016).
Se trata de un trabajo muy respetuoso con la música del enorme músico, compositor y arreglista caribeño y recoge varios de sus temas más conocidos, así como algunos que no son quizá tan populares. Ahí están maravillas como como “Mambo en sax”, “Lupita”, “Caballo negro” y “La niña popof”, pero también curiosidades como “A Go Go”, “Cayetano”, “Mi cerebro” o “La rosa de Tokio”.
Cuando digo que el grupo es respetuoso de la música de Pérez Prado no significa que la toque tal cual, sino que los arreglos respetan la esencia de la misma sin perder el estilo funkie de Los Músicos de José, lo que da a cada corte un sonido muy singular e interesante.
En el disco hay músicos invitados: Los Liquits, María Love, Agrupación Cariño y otros que contribuyen de buena manera con el resultado final de la grabación.
Y por supuesto, el famoso grito del “Carefoca” aparece muchas veces, perfecta y sabrosamente sampleado.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
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