Sus visitas son siempre refrescantes, estimulantes, divertidas, aleccionadoras, más que gratas. Le digo que a pesar de su juventud –tiene 28 años– es una mujer sabia. Con su agenda siempre llena de actividades, la veo poco, no tanto y tan seguido como yo quisiera. Pero cada vez que viene la pasamos de maravilla. Actriz estupenda, amiga inigualable. En broma y en serio, suelo decirle que lo mejor que me dejó mi más reciente relación (ya no tan reciente, se acabó hace seis años) es su amistad, la cual se ha ido haciendo más profunda y entrañable conforme pasa el tiempo. De charla inteligente y amena, podemos pasar horas juntos sin que se agoten los temas de conversación. Su calidez norteña es confortante y siempre que viene me deja con una sensación de placidez y alegría por la vida. Es Daniela, una de mis tres mejores amigas actuales; una mujer sin igual, un ser lleno de luz. Qué afortunado soy de tenerla cerca y de querernos tanto.
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