En su momento fue una película de culto. Creo que nunca la vi en el cine, pero sí en video Beta y luego en VHS. Luego de muchos años volví a verla hace unos noches (en DVD), con una muy buena compañía, en la versión del director (director's cut) que dura ¡tres horas!
¿Que si la cinta ha soportado el paso del tiempo? Sí y no. Sí, porque sigue siendo provocadora, divertida y a la vez dura. No, porque hay cosas que ya se ven anticuadas, sobre todo en su excesivo afán por escandalizar al espectador. Sin embargo, es más lo bueno que lo malo en Betty Blue (37.2 le matin), la tercera película de Jean-Jacques Beineix, filmada en 1986.
La historia del idilio amoroso e híper sexual entre Zorg y Betty se va desarrollando lenta e intensamente a lo largo de algunos meses, en los que vamos descubriendo el mal estado mental y emocional del personaje interpretado por la guapa Beatrice Dall y la paciencia que le tiene el personaje de Jean-Hugues Anglade. Los cambios en la vida de la pareja, sobre todo por su inestabilidad laboral, se van dando constantemente y son retratados casi siempre con humor; a veces un humor simpático, a veces un humor negrísimo y hasta patético.
También hay momentos conmovedores, sobre todo cuando ella descubre la novela que él escribió y decide pasarla a máquina para enviarla a diversos editores, quienes en su mayoría la rechazarán con cajas destempladas.
Con personajes secundarios entrañables y diversas anécdotas, la cinta se deja ver sin aburrir, a pesar de su duración, y el durísimo final sigue resultando impactante. Sí, treinta y dos años después, Betty Blue conserva buena parte de su frescura original.
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